“Era cuestión de tiempo”. La relación entre los hermanos Dante y Tristán Custillo, de 18 y 19 años, respectivamente, era tensa. Lo que nunca imaginó su madre es que una discusión
por un pedazo de torta frita desencadenó el crimen de uno de sus hijos a manos del otro con una certera puñalada en el corazón.