Lula da Silva ha experimentado en su propia piel lo que ahora ocurre en Venezuela. El presidente brasileño, como ahora hace Maduro con Machado y González, fue confrontado por su antecesor
Jair Bolsonaro, quien desconoció su victoria electoral e incluso intentó organizar un fragote con los militares para que se repitan las elecciones. En aquel momento, EE.UU. se apresuró a confirmar la victoria de Lula para impedir el fraude, del mismo modo que lo acaba de hacer con González Urrutia.