Rusia en esa batalla callejera perdió el control del país, de modo que le quedó tomar la península de Crimea donde desde las épocas de la URSS mantiene su mayor base
militar naval, en Sebastopol, la única vía que le permite proyectarse al Mediterráneo. Ese despojo, además con Occidente alzado de hombros, es una herida que revolea el énfasis nacionalista de los ucranianos y su funcionariado. Sostienen con quien quiera que se hable, que el conflicto bélico actual con Moscú comenzó justamente en aquel momento, hace una década.