Defender un fútbol popular es tomar una postura política

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Diálogo escuchado en el 106, seguramente entre dos hinchas de Vélez: “Yo hubiera preferido jugar contra Boca, siempre y cuando jugara Lema…”. ¡El humor popular nunca descansa! Y hablando de lo

popular, el otro día escuché en la radio una entrevista a Martín Kohan realizada por Leonardo Gentili, en la que Martín, al pasar dijo: “Maradona convertía su palco vip en la Bombonera en una popular”. La frase estaba dicha en el contexto de una reflexión sobre la posible pérdida de la dimensión popular del fútbol, de la “plateización” de los estadios, de la búsqueda de que el espectáculo del fútbol se vuelva un “teatro” con entradas caras, como sucede en Europa, y de la incipiente tendencia hacia lo mismo en el fútbol argentino. Por supuesto que si se impusieran las Sociedades Anónimas esa dinámica cobraría una velocidad inédita. Defender lo popular en el fútbol implica una toma de posición política imprescindible para todos los que nos gusta el fútbol. Por supuesto que este debate tiene detrás una tradición, una historia, casi que surge con el fútbol mismo.

De 1951 es “El hincha”, película argentina dirigida por Manuel Romero, con guión del propio Romero, Julio Porter y del célebre autor de tangos Enrique Santos Discépolo, quien es también el protagonista. El momento cumbre del film es el monólogo de Discépolo en el que defiende la “pureza” del hincha, en medio del fútbol como negocio: “¿Y para qué trabaja uno si no es para ir los domingos y romperse los pulmones a las tribunas hinchando por un ideal? ¿O es que eso no vale nada? ¿Qué sería del fútbol sin el hincha? El hincha es todo en la vida...”.

Por supuesto, no es fácil defender lo popular en medio del negocio (que también incluye a las barras bravas, convertidas en Pymes –o en asociaciones ilícitas– de toda clase de negocios en connivencia con la cana y la política). Si no es por el negocio, no se entiende las sedes elegidas para los playoffs de la Copa de la Liga. ¿Vélez-Estudiantes en Santiago del Estero? ¿Cuántos hinchas van a ir de uno y otro lado? Contra Boca, en Córdoba, Estudiantes no logró llenar su popular, lo mismo le hubiera pasado a Vélez. La final entre esos dos equipos debería haberse jugado en canchas como la de Lanús o a lo sumo Independiente, equidistantes en distancia y de capacidad media, como la cantidad de hinchas de los equipos finalistas. Pero Santiago del Estero debe haber sido muy convincente... Y tendremos entonces una final con la cancha raleada de espectadores.

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Volviendo a la pelotita, de muy niño llegué a ver al Boca de Rogelio Domínguez. Era un equipo que jugaba bien, y hasta muy bien, pero perdía. Desde ese momento tengo aversión por esa situación. Perder jugando bien, mereciendo ganar, es lo peor que le puede pasar a un hincha de Boca. No lo soporto. Por eso no soporto la derrota del otro día contra Estudiantes. Ellos nos ganaron a lo Boca. Eso no puede pasar. Mañana hincho por Vélez.

BANER MTV 1

Volviendo al negocio, esta vez al fixture, tampoco me gusta que termine un campeonato y la semana siguiente, sin pausa, empiece el otro. A diario el fútbol argentino somete al hincha a sus de-satinos.

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