Martin Gurri: "Hoy el público tiene un repudio total a las instituciones del mundo moderno”

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-Mucha. Ese es, también, uno de los problemas más difíciles: qué es lo que mantiene esa tremenda furia que siente tanta gente. No sé si es decepción. Lo que ha pasado

con el sistema digital es que, de repente, el emperador quedó desnudo, es decir, el modelo anterior, donde había personas que sabían más, fue arrasado. La gente en las redes sociales quiere decir lo que sabe. Según lo que interpreto, no es la economía la primera causa de la indignación. El público se mueve en las redes a la velocidad de la luz. Mientas tanto, las élites se mantienen en sus laboriosas jerarquías como si el antiguo mundo analógico nunca hubiera perecido. Son dos placas tectónicas en direcciones opuestas y los choques son inevitables. Ahora, más inmediatamente, si se presta atención a lo que el público dice sobre las élites y las instituciones - en los estallidos que han ocurrido tan frecuentemente -, se pueden distinguir dos temas. Uno es la distancia: los representantes dejan de ser como los representados. Se convierten en una suerte de estrellas de cine, pasan a vivir en lugares diferentes a los del público. El público no quiere que la distancia social sea recompensa del éxito político. No suena democrático y, para mí, no lo es. Lo otro es el fracaso: es casi universal que el público cree que las élites han fracasado en su trabajo de dirigir el país. Pero eso nunca se interpreta como incompetencia, sino como corrupción. Y ahí sí entra en escena la economía, porque hay muchísimos que creen que el sistema político existe para defraudar al público y enriquecer a la cúpula. Eso se puede debatir, depende mucho del lugar, el momento y el país.