El obispo castrense, Santiago Olivera, abogó por el otorgamiento de la prisión domiciliaria a aquellos militares y miembros de las fuerzas de seguridad “enfermos y con años de prisiones preventivas”, pero
sin sentencia, acusados de delitos de lesa humana cometidos durante la última dictadura, y señaló la existencia de “muchas injusticias, sin duda lo más parecido a la venganza”.