Según la joven, Abel no tenía una personalidad agresiva, “para nada”, remarca. “Lo que sí, era un poco raro. Él te endulzaba, por demás, el oído para que no cambies de
peluquero. Siempre me decía lo mismo, ‘Yo te hago descuento, pero si no cambias de peluquero’”, relata a Clarín.