El Gobierno le hizo un guiño a la bondiola brasilera e hizo enfurecer al sector porcino local

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Según explicó Dodds en diálogo con Clarín, todo el conflicto puede ser ilustrado con la bondiola brasilera. “Allá ese corte no se consume entonces te lo tiran acá a un precio

ridículo, de dumping, y además el Gobierno permite que no pague impuestos, cuando los productores locales tienen que importar núcleos proteicos y otros insumos para la producción pagando todos los impuestos”, comenta, y agrega un condimento esencial de la polémica. Esas bondiolas importadas de Brasil con tratamiento preferencial se producen utilizando ractopamina, un aditivo alimenticio que promueve el crecimiento de cerdos y cuyo uso no está reglamentado en Argentina. “Es un fármaco que mejora 15 por ciento la producción. Acá está aprobado pero no se puede usar porque el Senasa nunca hizo el seguimiento necesario. Y la carne que se importa sí tiene ractopamina”, dice Dodds. Luego, sin ocultar el enojo, sugiere que en muchos casos esa carne que se importa no respeta la cadena de frío, y advierte que mientras tanto la rentabilidad de los productores argentinos está seriamente comprometida: “Hoy el que tiene un galpón con 200 madres y no logra un índice de conversión mejor que tres kilos de alimento por kilo de carne producido, pierde plata”.