Junto al otro secretario de Cristina, Mariano Cabral, Barreiro fue quien le pasaba el teléfono a Cristina, en Olivos, durante la madrugada en que Sergio Berni caminaba por la escena del
crimen -el departamento de Nisman- y se comunicaba con la ex presidenta 31 veces, a pesar de que ante la justicia declaró haber hablado con ella sólo “un par” de ocasiones durante aquella noche.