Pero me parece que, por desgracia, esto puede decirse no sólo de los militares ucranianos, sino de todos los ciudadanos de Ucrania. La guerra irrumpió en nuestra apacible vida y la
cambió para siempre. Los rusos matan y torturan a civiles, violan a las mujeres ucranianas, deportan e intentan rusificar a nuestros niños, destruyen nuestros hogares, colegios, hospitales, bibliotecas, teatros y otras instituciones culturales, destruyen los libros ucranianos, roban colecciones de los museos. Es una guerra de genocidio contra el pueblo de Ucrania.