El increíble robo "hormiga" en el Museo Británico: la verdad detrás de un escándalo bajo la lupa

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El director del Museo Británico Hartwig Fischer presentó su renuncia, efectiva desde este lunes ante la crisis que generó una serie de “robos hormiga”, que se habrían producido a lo largo

de más de 20 años en las colecciones de los subsuelos en una de las instituciones más visitadas del mundo.

Un “trabajo interno”, donde se habrían sustraído al menos 1.500 objetos de más de 3000 años de antigüedad. El curador Peter Higgs ha sido despedido. Él niega haber actuado mal, pero la Policía Metropolitana abrió una investigación y entrevistó a una persona.

Joyas de Ónix azul, una piedra preciosa grabada con una cabeza romana, un anillo de diamante azul y otro de esmeralda piramidal mogol se encuentran entre los artículos que se cree que faltan.

Las piezas robadas terminaron en venta en eBay. Foto: Reuters
Las piezas robadas terminaron en venta en eBay. Foto: Reuters

Se ha iniciado una investigación sobre un “ladrón serial”, que ha estado operando en el museo durante dos décadas. Han desaparecido las joyas, vidrios y las piedras preciosas romanas, que se cree que valen decenas de millones de libras. Algunos han aparecido en eBay para ser vendidos. Otros, están reportados como “desaparecidos, robados o dañados”.

La pasión de Gradel


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Ittai Gradel, un anticuario danés, destapó los presuntos robos, que han sumido al museo en una crisis. Dejó Dinamarca cuando era adolescente y se mudó a Londres, donde trabajó en el metro y lavó platos en un restaurante.

El amor de Ittai Gradel por el Museo Británico inspiró sus estudios académicos y su posterior carrera como anticuario. En sus días libres, y sin dinero, pasaba su tiempo en el museo “devorando” cada exhibición, sembrando un amor por la institución, que lo inspiraría para convertirse en arqueólogo y luego, comerciante de antigüedades.

Ahora se encuentra en el centro de uno de los mayores escándalos del museo, que ha provocado la dimisión de su director, Hartwig Fischer.

Una exhibición en el Museo Británico, hoy inmerso en una enorme crisis. Foto: Reuters
Una exhibición en el Museo Británico, hoy inmerso en una enorme crisis. Foto: Reuters

Gradel, de 58 años, comenzó a comprar antigüedades en eBay, hasta que descubrió que algunas estaban en el catálogo del Museo Británico. Compró 70 piezas y 3 pertenecían al catálogo del museo. Pensó que todos tenían la misma procedencia, pero no estaban catalogados. También cree que un segundo tesoro de unos 150 artículos, que compró por £20.000, fue robado del museo.

En declaraciones a The Times, Gradel acentúa sus palabras con enojo por cómo, durante más de un año, el museo negó sus hallazgos, alegando que sus acusaciones eran “completamente infundadas” y que “la colección está protegida”.

Finalmente escribió a George Osborne, Presidente del museo, que prometió investigar. Cuando no recibió más noticias, denunció el caso en la policía y a la prensa.

La intervención de Osborne


George Osborne, asediado presidente del Museo Británico, está muy acostumbrado a los costos de un escándalo público. Como ex Chancellor y ex editor del diario Evening Standard , co-arquitecto- junto con el ex primer ministro David Cameron- de la era de la austeridad, sobrellevó muchas controversias.

Osborne, que asumió el cargo el año pasado, parece haber actuado más rápido que la dirección del Museo Británico. Pero su intervención parece tardía para detener el profundo daño institucional.

George Osborne, ex ministro de Hacienda británico.Foto: AP
George Osborne, ex ministro de Hacienda británico.Foto: AP

Después de todo, el museo había sido advertido de que sus objetos aparecían a la venta en el sitio de subastas, pero hizo caso omiso del aviso. El marchand de arte Gradel alertó al Museo Británico sobre artículos supuestamente robados de la institución en 2021. Pero le dijeron que "se contabilizaron todos los objetos".

Gradel alegó en febrero de 2021 que había visto artículos en línea pertenecientes al museo, según la correspondencia entre el arqueólogo y el museo, vista por BBC News.

El subdirector Jonathan Williams respondió en julio de 2021 a Gradel, diciendo que "no había ninguna sugerencia de irregularidades". El curador Peter Higgs, a quien Gradel había identificado como el vendedor, fue incluso más tarde ascendido.

Una turista recorre el Museo Británico en tiempos de pandemia. Foto: EFE
Una turista recorre el Museo Británico en tiempos de pandemia. Foto: EFE

"Sólo se plantearon preocupaciones sobre un pequeño número de artículos. Nuestra investigación concluyó que todos esos artículos estaban contabilizados", dijo el director saliente Hartwig Fischer.

"Ahora tenemos motivos para creer que el individuo que expresó su preocupación por los robos tenía muchos más artículos en su poder. Es frustrante que eso no nos fuera revelado, ya que habría ayudado a nuestras investigaciones", dijo.

Bases de datos incompletas


Fischer renunció el viernes a medida que la crisis se profundizaba. En un comunicado dijo que los comentarios que había hecho sobre Gradel fueron "mal juzgados" y lamentó su elección de lenguaje.

Dan Hicks, profesor de arqueología contemporánea en la Universidad de Oxford, dijo que Fischer y su equipo no habían abordado fundamentalmente la cuestión de cómo actúa el museo como custodio de su tesoro.

Una empleada del museo posa para los fotógrafos junto a una figura de la diosa madre Matrika, en el British Museum de Londres. Foto: EFE
Una empleada del museo posa para los fotógrafos junto a una figura de la diosa madre Matrika, en el British Museum de Londres. Foto: EFE

"A mucha gente le sorprenderá saber lo que todo el mundo en el sector de los museos sabe: que las bases de datos no están completas", dijo.

Y explicó que el reciente incidente podría no haber sido posible si el museo hubiera invertido adecuadamente en catalogación, y que la supervisión es un ejemplo de “arrogancia y excepcionalismo”.

Tesoros bajo tierra


El Museo Británico dice que la mayoría de sus artículos están registrados y que cinco millones de sus ocho millones de artefactos están disponibles para su consulta en una base de datos pública. Sin embargo, menos del 1 por ciento de su colección está expuesta al público y, por lo tanto, se controla con menos atención.

Debajo de las pulidas vitrinas de las galerías occidentales del Museo Británico, de los mármoles del Partenón que Grecia reclama, se encuentran tesoros que pocos tienen la suerte de encontrar y solo lo ven los curadores o empleados del museo.

Piezas de la antigua Grecia en el Museo Británico. Foto: AP
Piezas de la antigua Grecia en el Museo Británico. Foto: AP

Las galerías ocultas del sótano, que estuvieron silenciosamente cerradas a la vista del público hace casi dos décadas, albergan antiguas estatuas griegas y romanas y otras antigüedades.

Dentro de las paredes de estas salas subterráneas también se encuentran objetos de la colección Townley, que se cree que fue el objetivo del presunto ladrón, que saqueó joyas y gemas preciosas durante más de 20 años.

El poder sin control de los curadores

El Museo Británico anunció la semana pasada que un empleado había sido despedido tras una “investigación exhaustiva”, y que iba a emprender acciones legales contra el individuo. La policía también está investigando y ha interrogado a un hombre bajo vigilancia, aunque no se han realizado arrestos.

Los curadores y asistentes de cuidado de colecciones forman parte de un club privilegiado, que tiene autorización para tener acceso a las galerías privadas, que se encuentran debajo de donde se exhiben públicamente las esculturas del Partenón, así como a otros grandes almacenes en toda la propiedad del Museo Británico.

Están autorizados a recorrer las zonas sin compañía, utilizando pases electrónicos o llaves físicas para entrar.

París, corresponsal

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