Europa: multinacionales de pesticidas ocultaron la toxicidad de sus productos a las autoridades sanitarias

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Empresas multinacionales como Bayer o Syngenta escondieron a las autoridades europeas los análisis hechos a sustancias usadas en sus pesticidas y que demostraban unos grados de toxicidad que hubieran impedido su autorización.

Un estudio publicado por investigadores de la Universidad de Estocolmo en la revista científica Environmental Health, justo cuando aumentan problemas de desarrollo neurológico como el autismo, los déficits de atención o hándicaps intelectuales, muestra que varios fabricantes de pesticidas escondieron a las autoridades europeas resultados desfavorables en algunas de las sustancias que usaban en sus productos.

Esos pesticidas fueron analizados por las propias empresas (como les obliga la ley) entre otras cosas para detectar si podían ser tóxicas para el cerebro en las fases de desarrollo, en la infancia y juventud.

Esos análisis eran obligatorios antes de que sus pesticidas fueran autorizados. Los pesticidas no pasaron los test y las empresas enviaron la documentación al respecto a las autoridades estadounidenses pero no a las europeas. Sabían que los europeos serían más duros y denegarían las autorizaciones.

Agricultores esparcen pesticidas. Foto: Reuters
Agricultores esparcen pesticidas. Foto: Reuters

Nueve sustancias al mercado


BANER MTV 1

Así, la Autoridad Europea para la Seguridad de los Alimentos autorizó nueve sustancias, a finales de la década de los 2000, que no debía haber autorizado o que sólo hubiera autorizado restringiendo su uso: abamectina, ethotrophos, buprofezina, fenamidone, fenamiphos, fluaziname, glyphosato-trimesium, pymetrozina y pyridabeno.

Es una larga lista de nombres científicos que esconde las sustancias esenciales de los pesticidas pero que por su toxicidad serían peligrosas para los cerebros en desarrollo.

Los investigadores aseguran que cuatro de las sustancias hubieran sido potencialmente prohibidas, tres lo hubieran sido con seguridad y sólo dos hubieran escapado a la prohibición, pero con restricciones de uso.

Abamectina


El informe se centra especialmente en la abamectina, un insecticida que empezó a vender a hace dos décadas la multinacional química Syngenta.

Sus análisis en roedores de laboratorio entre 2005 y 2007, que Syngenta escondió a las autoridades europeas, mostraban ya que el pesticida era tóxico para las crías de los ratones.

La autorización llegó, sin conocer esos análisis en 2008 y se renovó en 2016. Sólo en 2019 un laboratorio austríaco encargado por la Unión Europea pidió los datos a Syngenta. Sus estudios, finalizados este año, dieron por resultado la renovación de la autorización pero con fuertes restricciones: sólo en animales encerrados bajo techo y sólo con dosis menores a las autorizadas anteriormente.

Manifestantes protestan contra el uso de pesticidas. Foto: Patrik Stollarz / AFP/ archivo
Manifestantes protestan contra el uso de pesticidas. Foto: Patrik Stollarz / AFP/ archivo

Ethotrophos

Otra sustancia que había dado problemas era el ethotrophos, que había sido evaluado por las autoridades estadounidenses. Estas descubrieron que tenía efectos en el comportamiento de los animales expuestos a la misma y esos efectos se producían por muy baja que fuera la dosis.

Las autoridades estadounidenses no autorizaron el producto pero las europeas sí porque lo hicieron en base a los datos transmitidos por su productor, la multinacional química Bayer, y no por un análisis de las autoridades públicas. Mientras Estados Unidos prohibía esa sustancia la Unión Europea la aprobaba en 2007.

Llamado de alerta​


Las autoridades europeas reaccionan cuando en 2017 son advertidas por dos investigadores suecos. Entonces obtienen los análisis de las autoridades estadounidenses y en 2020 el ethotrophos queda prohibido en la Unión Europea.

Durante 16 años se utilizó una sustancia que generaba alteraciones del comportamiento porque las multinacionales que la producían habían escondido ese dato.

De las nueve sustancias señaladas por el informe de la Universidad de Estocolmo cuatro han visto como no se renovaba su autorización, otros cuatro están siendo ahora mismo revisados y sólo la abamectina se reautorizó este año con restricciones.

Las empresas señaladas, como Bayer y Syngenta, dicen que la normativa europea no obligaba a entregar esos datos, que sí entregaron a Washington.

Bruselas, corresponsal

ap

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