La coronación del rey Carlos III: Camilla, la amante que terminó siendo la reina de Inglaterra

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Ella es la protagonista de una escabrosa historia de amor, cuya toxicidad y amenaza institucional puso en juego el prestigio y el misterio de la Casa de Windsor.Camilla Parker Bowles

habrá perdido su histórico apellido a partir de las 11 de la mañana del sábado, cuando la duquesa de Cornwall sea coronada como reina de Gran Bretaña.

"La tercera" en el matrimonio superpoblado de Carlos y la princesa Diana, la reina frustrada, que murió en 1997 en un accidente automovilístico en París. Dinero, sexo, ilegalidad, disputa de poder y, finalmente, un trono para una sufriente y paciente amante.

Al status de reina consorte con el que la reina Isabel le abrió el camino al trono después de tantos años de clandestinidad, duda, indiferencia, desprecio y deliberada ignorancia, el nuevo rey Carlos III, su marido, lo enterró en el camino, para que fuera coronada junto a él en la Abadía de Westminster.

Cuando todas se jubilan, a los 75 años Camilla asume el trono. Una vida simplemente extraordinaria, inusual, extravagantemente británica.

De amante a reina


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De amante a reina. Ni ella ni su familia ni el rey alcanzan a creerlo. Una vida esperando, como Carlos, eterno príncipe de Gales hasta la muerte de su madre, Isabel II.

Camilla, la sufriente y paciente amante. Foto: AP
Camilla, la sufriente y paciente amante. Foto: AP

La coronación parece un capítulo de The Crown, si se cree que esa serie es una ficción Royal. De ser “la mujer más odiada de Gran Bretaña”, “el Rottweiler” para la princesa Diana, la “malvada madrastra” de Harry y William, que pidieron a su padre que no se casara con ella, Camilla se convirtió en la reina del reino, en una ceremonia con ritos milenarios, con capa de Estado.

Nacida en Londres en 1947, hija del comandante Bruce Shand, un oficial del ejército condecorado en la Segunda Guerra mundial, convertido en hombre de negocios, y su esposa, Rosalind, Camilla y sus dos hermanos, Mark y Annabel, se criaron en East Sussex, disfrutando de lo que ella ha descrito como una infancia idílica.

El rey Carlos III y Camilla, en Berlín. Foto Reuters
El rey Carlos III y Camilla, en Berlín. Foto Reuters

“Bajo los mágicos South Downs, mi hermana, mi hermano Mark y yo galopamos sobre las colinas en nuestros amados ponis”, escribió en un artículo para Country Life el año pasado.

Había experiencia de amantes Royals en la familia. Alice Keppel, su bisabuela, fue la amante del rey Eduardo VII. Sus tertulias eran famosas en Londres. No era ningún tabú porque las costumbres eran más liberales que en el siglo XX.

Marido y amigo


Los períodos en los que Camilla terminó la “finishing” escuela en Suiza y estudió literatura francesa en París fueron seguidos por deberes de debutante en 1965. Varios años como una “joven casadera” en la ciudad de Londres, que incluyeron un romance con Carlos, culminaron en 1973 en matrimonio con su primer amor verdadero, el militar Andrew Parker Bowles, quien le fue infiel en serie, como ella.

camila

Un amigo de la pareja recuerda: "Camilla era jovial y divertida. Pero es la última persona que esperaría años después que saliera de un Bentley con un sombrero de piel sintética. La última persona que esperaría que fuera reina".

Carlos navegaba en el Caribe como Royal Marine cuando se enteró del casamiento de su amor con Andrew Parker Bowles, militar, un católico, play boy, jugador de polo, que salía con la princesa Anne, hermana del nuevo rey, cuando él estaba enamorado de Camilla.

Los amigos describen cortésmente a Parker Bowles como "un poco pícaro". Pero cuando las figuras que vieron crecer a Carlos, como los Mountbatten, no estarán en la coronación, el brigadier Parker Bowles sigue siendo cercano a Carlos y Camilla en la actualidad y es invitado privilegiado a la ceremonia con sus hijos y nietos.

Camilla se casó con Parker-Bowles en la Capilla de los Guardias de Londres el 4 de julio, seguida de una recepción en el Palacio de St. James. Foto: AFP
Camilla se casó con Parker-Bowles en la Capilla de los Guardias de Londres el 4 de julio, seguida de una recepción en el Palacio de St. James. Foto: AFP

Camilla pesa y decide, cuando no hay 8.000 invitados como en la ceremonia de Isabel II, sino unos 2.000.

“Todo el mundo quiere a Andrew, es un verdadero encanto, pero siempre se está portando terriblemente mal. Andrew la llamará y le dirá cuando tenga algo mal y ella lo llamará y le dirá cuándo se está portando mal. A través de la adversidad, han mantenido una muy buena ética familiar. Ayuda con sus hijos y nietos”, según uno de sus amigos.

Un largo camino al trono


Humillante ruta para Camilla ante la Familia Real. Durante años antes de su boda en abril de 2005, Camilla navegó por los caminos más complicados, a menudo relegada a las sombras, rara vez capaz de viajar en el mismo automóvil que Carlos en público o con su presencia permitida para asistir a compromisos oficiales.

Carlos y Camilla, un vida de paciente espera. Foto: AP
Carlos y Camilla, un vida de paciente espera. Foto: AP

La reina se negaba a legitimarla. Aunque compartía vacaciones y partidas de caza con ella, Andrew Parker Bowles y la reina madre en Sandringham o Balmoral. Hipocresía del protocolo y obligaciones de imagen.

El divorcio y luego la muerte de la princesa Diana obligaron a Camilla a esconderse. Pasó meses en España en casas de royals amigos, en el campo británico, donde era perseguida por los paparazzi. Hasta que Carlos se impuso a su madre y le exigió que aceptaran a Camilla.

Su antiguo asesor de prensa, el periodista de tabloide Mark Bolland, orquestó una campaña afinada para hacerla más aceptable para el público. Culminó en un momento de "salida del armario" para la pareja en el hotel Ritz de Londres en 1999, con la asistencia de toda la prensa mundial. Carlos, mientras tanto, dejó en claro a la familia real que ella era una parte “no negociable” de su vida.

Carlos y Camilla se conocieron en 1970. Se casaron en Windsor Guildhall en una ceremonia discreta. Foto: AFP
Carlos y Camilla se conocieron en 1970. Se casaron en Windsor Guildhall en una ceremonia discreta. Foto: AFP

Un ex cortesano, que comenzó a trabajar con la pareja un año antes de que se casaran, recuerda los desafíos a los que se enfrentó Sir Michael Peat, en ese momento el principal secretario privado de Carlos y contable pero no necesariamente un buen “spin doctor”, con su plan para llevarlos al altar.

"Tenía que alinear todos los planetas juntos: la unión tenía que ser aceptada y apoyada por la Reina, Downing Street, la Iglesia y el público. Todos podían ver que 'el jefe' estaba dedicado a ella y quería casarse con ella", contó.

Y siguió: "Con el tiempo, todas las partes llegaron a ver que era bueno para el futuro de la monarquía. Camilla era inteligente y más interesada y conocedora de los medios que el príncipe. Lograba calmar a Carlos y tenía más mundo que él. Pero el entorno de los medios seguía siendo increíblemente hostil hacia ella. Nunca la vi mostrar frustración o enojo al respecto".

El cortesano recuerda el frenético período previo a su boda en Windsor Guildhall el 9 de abril, seguido de una bendición en la Capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor, cuando "los medios tuvieron una última oportunidad de hablar con ella antes de que fuera 'oficial'.

Carlos y Camilla salen de la bendición por su casamiento, en la Capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor. Foto: AP
Carlos y Camilla salen de la bendición por su casamiento, en la Capilla de San Jorge, en el Castillo de Windsor. Foto: AP

Camilla apareció esplendorosa, con una falsa corona dorada de Philip Tracey y un vestido de Robinson Valentine, en la ceremonia civil.

“Cuando murió el Papa Juan Pablo II y tuvimos que cambiar la fecha de la boda porque Carlos representó a su madre en el funeral, la narrativa fue: ¿Qué más podría salir mal? ¡Qué desastre! Pero el día fue un triunfo. Fue un gran momento y ella fue la estrella del espectáculo. Ambos se veían tan felices, había un gran amor y buena voluntad por haber llegado allí”, recordó el cortesano.

La boda cayó en el día que se corría el Gran National, y participaban los caballos de la soberana. La reina y el príncipe Felipe no asistieron a la ceremonia de civil en Windsor porque ella era jefa de la iglesia anglicana. Pero sí fueron a la bendición en el palacio de Windsor del Arzobispo de Canterbury.

Carlos y Camilla, el día de su boda. Foto: Odd Andersen / AFP
Carlos y Camilla, el día de su boda. Foto: Odd Andersen / AFP

Después de ver el Grand National, la reina Isabel pronunció un discurso lleno de metáforas de carreras, su verdadera pasión, en honor a los recién casados.

“Han superado el arroyo y la silla de Becher y todo tipo de otros obstáculos terribles. Mi hijo está en casa y seco, con la mujer que ama. Ahora están en la recta final; la feliz pareja está ahora en el recinto de los ganadores”, dijo la soberana, que aceptó finalmente a Camilla como esposa del futuro rey.

El fantasma de Diana


El fantasma de Diana ha vivido con ella hasta ahora. Eligió no ser princesa de Gales, como Diana, sino duquesa de Cornwall, luego de que tratara de conquistar a William y Harry, los hijos de Carlos, que consideraban una traición a su madre el casamiento.

El fantasma de Diana ha vivido con Camilla hasta ahora. Foto: Jean-Loup Gautreau / AFP
El fantasma de Diana ha vivido con Camilla hasta ahora. Foto: Jean-Loup Gautreau / AFP

La propia Camilla ha reconocido la tensión de la intensa difamación pública durante la década de 1990 y más allá. "No es fácil. Fui examinada durante tanto tiempo que solo tenés que encontrar una manera de vivir con eso”, dijo en una entrevista con British Vogue el año pasado, para conmemorar su 75 cumpleaños.

“A nadie le gusta que lo miren todo el tiempo y, ya sabés, que lo critiquen. Pero creo que al final lo supero y me pongo manos a la obra. Tenés que seguir con la vida”, dijo.

Con Camilla oficialmente casada, un orden institucional se modificó en la casa de Windsor. Pero la reina lo reparó. Cambió el Orden Procedencia y ni la princesa Anne, que la detestaba, ni la princesa Alexandre debían inclinarse frente a Camilla.

Camilla y Carlos en 2013. Foto AFP
Camilla y Carlos en 2013. Foto AFP

La princesa Diana es el drama de la Casa de Windsor. Nadie la homenajea ni la recuerda oficialmente. Agosto del 2007 fue el décimo aniversario de su muerte. William y Harry organizaron un servicio de acción de gracias e invitaron a Camilla. Ella decidió no ir, tras consultar con la reina.

“Al reflexionar creo que mi presencia va a distraer la atención del propósito de esta ocasión, que es focalizarse en la vida y el servicio de Diana”, dijo la ahora nueva reina, en su declaración.

Estos serían los dilemas de Camilla hasta llegar a reina. Una “outsider” y ex amante en el corazón de la Familia real, con la presión de qué hacer, cómo vestirse, qué decir, qué no decir. Bajo amenaza permanente y la mirada hostil de todos.

El auto en el que viajaba Diana el día de su muerte, en 1997. Foto: Pierre Boussel / AFP
El auto en el que viajaba Diana el día de su muerte, en 1997. Foto: Pierre Boussel / AFP

Una sobreviviente


La nueva reina Camilla es una sobreviviente. Pero aun con este carácter fuerte, divertido y sufrido, le cuesta adaptarse a esta vida de privilegio y lujo. No vive siempre con el rey Carlos en Highgrove, su casa de campo, sino que lo visita una o dos veces por semana.

El resto del tiempo prefiere pasarlo en Mill House, su residencia personal, a 15 minutos de la casa del rey en Wilshire, donde puede ver libremente a sus dos hijos Tom y Laura y a sus nietos como una abuela, a su hermana Anabelle y sus amigos.

Carlos y Camilla en 2005. Foto AFP
Carlos y Camilla en 2005. Foto AFP

Es su caja de descompresión. Ella pasa el día en deshabillé, sin peluqueros, sin mucamos, cocinando, especialmente después de que el príncipe Andrew, Harry y Meghan partieron y el trabajo Royal se duplicó.

Las fobias de Camilla


Camilla tiene fobias: a volar, a subir a un ascensor, a los países demasiado cálidos, al sol. Se resiste a volar en avión en viajes largos y aunque Carlos sea un experimentado piloto, le ruega: “No me agarres la mano tan fuerte” en el despegue.

Sus viajes a Estados Unidos resultaron una invariable comparación con Diana. “El Diana anti tour” lo bautizaron los diarios a su primera visita. Un sondeo de CNN /Gallup demostró que el 81 por ciento no estaba interesado en la visita.

La princesa Diana y John Travolta, en la Casa Blanca, en 1985, se robó todas las miradas. Foto: AP p
La princesa Diana y John Travolta, en la Casa Blanca, en 1985, se robó todas las miradas. Foto: AP p

Camilla se volvió la mujer más analizada, patrona de organizaciones británicas de beneficencia, con oficiales de seguridad permanentes. Su guardarropa de señora de campo cambió completamente al igual que su pelo y sus sombreros. Sus hijos Laura y Tom y sus nietos llamaban Sir a Carlos.

Al nuevo rey y Camilla los une su amor por la jardinería. Ella sabe sembrar, podar, preparar el terreno y finalmente, aprendido en su finishing school, a hacer espléndidos y originales arreglos florales.

Con su magnífico jardín en Highgrove han aplicado la ecología como modo de vida y altísima seguridad. Tienen un “salón seguro”, que les permite sobrevivir un ataque terrorista o un bombardeo, con comida, bebidas, armarios, transmisores de radio, purificadores de aire, lavatorios químicos, y sangre de cada uno, para vivir semanas allí.

Sus viajes a Estados Unidos resultaron una invariable comparación con Diana. Foto: Reuters
Sus viajes a Estados Unidos resultaron una invariable comparación con Diana. Foto: Reuters

La chilena Lucia Santa Cruz , hija del ex embajador chileno en Londres, fue quien le presentó al príncipe Carlos cuando eran jóvenes. Sigue siendo su íntima amiga y hasta compartió la luna de miel en Escocia con ellos. Su admiración por Camilla es infinita.

“¿Viste? Yo comencé a trabajar cuando todos se están jubilando a mi alrededor”, me dijo Camilla. Ella trabaja tanto. Es un maravilloso modelo para las mujeres mayores, porque pueden comenzar su vida de una forma y luego cambiar. La vida tiene tantos diferentes capítulos", opina Lucía.

Camilla, sigue, "era muy cercana a su hija Laura y sus hijos. Se veían todo el tiempo. También con su hijo Tom y los chicos. Cuando ella se casó con el príncipe Carlos, pienso que su vida no cambió demasiado. Simplemente la aceptó como su rol”.

Ni vana ni narcisista, Camilla es una gran lectora, practica danza, camina y hace pilates. Ama los perros y los caballos, como la reina Isabel. En cualquiera de los palacios, Beth, su Jack Russell, y Blue Bell pasean por todos lados.

Harry y William


La conquista de Harry y William fue una etapa difícil en su vida. Los hijos de Carlos tenían una relación distante con su padre y sentían una traición a su madre, Diana, si aceptaban a Camilla.

Primero fue más fácil acercarse a Harry, el más sensible.

William era el heredero y ya había comenzado a ser preparado para ser rey. Kate es quien ayuda como mediadora. Pero con la partida a California de los Sussex y su biografía Spare, donde Harry la destrozó y la acusó de “malvada madrastra” y haber filtrado historias de su vida a los tabloides para “reconstruir” su imagen, se apoyó más en el príncipe William y Kate.

La conquista de Harry y William fue una etapa difícil en su vida. Foto: AP
La conquista de Harry y William fue una etapa difícil en su vida. Foto: AP

Las acusaciones de Harry en su libro y en el documental enfurecieron a Camilla. El rey Carlos no perdona a su hijo por haberla ofendido. La reconciliación con los Sussex está lejana por esa razón y por la furia que siente el príncipe William y su esposa Kate por Harry y Meghan.

La coronación de Camilla


Después de la ceremonia de coronación del Rey en seis partes, Camilla tendrá la suya propia.

Según el sitio web de la Familia Real, "la Reina es coronada con el Rey, en una ceremonia similar, pero más simple". En realidad es la reina consorte pero Carlos decidió cambiarle el status que le otorgó su madre antes de morir.

El arzobispo de Canterbury ungirá su cabeza con aceite sagrado, un ritual que también se llevó a cabo con el monarca. Luego le coloca el anillo de la Reina en su mano, la corona de la reina Mary en su cabeza, antes de que se le presente un cetro y una vara de marfil. Termina con una reverencia a su esposo.

Así comienza finalmente el reinado de Carlos y Camilla, cuando su popularidad es la más baja desde que Isabel II murió.

Del 61 por ciento en septiembre bajó a 49 por ciento los que creen que Carlos “está haciendo un buen trabajo”.

El 38 por ciento consideran que su Royal favorita es Kate, la princesa de Gales y futura reina. Carlos, el actual rey, fue mencionado solo por el 20 por ciento y Camilla, la nueva reina, por el 27 por ciento de sus súbditos.

Londres, corresponsal

PB

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