Condenaron a prisión perpetua a dos policías por el crimen de Blas Correas en Córdoba

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Los policías Javier Catriel Alarcón (33) y Lucas Damián Gómez (38) fueron condenados a prisión perpetua por un juicio de jurados como coautores del asesinato de Blas Correas en Córdoba, en el

juicio que tuvo a 13 los agentes imputados. El delito por el que se los sentenció fue "homicidio calificado".

Por unanimidad, la pena recayó sobre los cabos primero Lucas Gómez y Javier Alarcón, a quienes también le atribuyeron la tentativa de homicidio calificado de los cuatro amigos que iban junto a al adolescente de 17 años asesinado.

Soledad Laciar, la mamá de Blas. Foto: La Voz.
Soledad Laciar, la mamá de Blas. Foto: La Voz.

Se cumplió así con el pedido de la querella, en la que los fiscales Fernando López Villagra y Marcelo Hidalgo habían pedido pidieron prisión perpetua para Alarcón (33) y Gómez (38), como coautores de "homicidio agravado por el uso de arma de fuego y calificado por haber cometido en abuso de su función por un miembro de las fuerzas policiales".

Los otros 11 policías fueron acusados por encubrimiento y otros delitos conexos. Las penas solicitadas para ellos van de 5 a 6 años.

Fueron 205 días desde que empezó el juicio en la Cámara 8va. del Crimen, en la ciudad de Córdoba, con un jurado popular.

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"Los acusados nos trataron como locos. Tenía esperanza de que algo dijeran y no lo dijeron", dijo Soledad Laciar, la mamá de Blas, instantes antes de la lectura de la sentencia.

Blas fue asesinado en la madrugada del 6 de agosto de 2020, en pleno confinamiento por la pandemia de COVID-19. ​La tarde anterior visitó a sus abuelos y a eso de las 19.30 fue a tomar una gaseosa a un bar, adonde lo esperaba un grupo de amigos del colegio (cursaban el último año de la secundaria).

Pasada la medianoche decidieron ir a la casa de uno de ellos a jugar a la Play. Subieron al Fiat Argo blanco de uno de los cinco adolescentes (todos de entre 17 y 18 años).

"Dieron un giro equivocado en una calle. Según muestran las cámaras de seguridad, unos metros más adelante había dos patrulleros y policías con armas esperándolos. Los jóvenes se habrían asustado y por eso no se detuvieron. Sin dar ningún aviso, la Policía comenzó a disparar hacia el auto", indicó Amnistía Internacional, que siempre acompañó a la familia de Blas.

Fue en un retén sobre avenida Vélez Sarsfield y Romagosa, frente al complejo Pablo Pizzurno. El chico recibió un tiro que ingresó por la luneta del auto y le atravesó la espalda. "Kito: me dispararon", alcanzó a decirle Blas a uno de los compañeros, que lo llevaron a una clínica, donde se negaron a atenderlo.

"Camino a otro hospital, fueron nuevamente interceptados por la policía, que les impidió seguir. Blas murió sin llegar a ser atendido. Los policías intentaron encubrir la escena y simular un supuesto enfrentamiento entre los jóvenes y los agentes implicados", añadió el documento.


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