Eduardo Duhalde no quiso rescatar al Banco Galicia en plena corrida de 2002: "Somos peronistas pero no boludos"

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“¿Ustedes dicen que el Estado compre acciones del Banco Galicia para evitar su bancarrota?”, preguntó Eduardo Duhalde en enero de 2002.

El sistema bancario y la vida de los depositantes habían

“¿Ustedes dicen que el Estado compre acciones del Banco Galicia para evitar su bancarrota?”, preguntó Eduardo Duhalde en enero de 2002.

El sistema bancario y la vida de los depositantes habían

sido alterados por el corralito y el corralón. Básicamente, no había libre disponibilidad de los ahorros para las personas. El Banco Galicia, mayor banco privado y nacional entonces, estaba al borde del límite.

“¿Cuánto pagaríamos?”, preguntó Duhalde.

“Un dólar, señor Presidente”, respondió Mario Blejer, titular del Banco Central.

¡¿Un dólar?! Demasiado caro. Tráiganme otra solución, pero el Estado no se puede comprar un problema así por un dólar en medio esta crisis”.

BANER MTV 1

Blejer, que por estos días sigue en detalle lo que ocurre en Estados Unidos con una serie de bancos que tuvieron que ser rescatados por el Estado, como esa vez el Galicia, y otros que están ahí en la cuerda floja -todo esto estalló luego que de la Reserva Federal subiera la tasa de interés nueve veces consecutivas en el último año, pasando de 0 a 5%-, recuerda la astucia del ex presidente.

Fue una respuesta genial decir que era caro comprar el Banco Galicia por un dólar.Hubiera significado un problema en muchos aspectos por lo que venía después”. Era la salida del 1 a 1.

El tema había sido en verdad planteado por primera vez por Blejer en una reunión con Jorge Remes Lenicov, ministro de Economía, y su número dos, secretario de Política Económica, Jorge Todesca, que con Mauricio Macri se haría cargo de la conducción del Indec y su reconstrucción tras la etapa del kirchnerismo.

El titular del Central les habló del concepto too big to fail (demasiado grande para caer, en inglés) del Banco Galicia, propiedad de Eduardo Escasany, argumentando que era su responsabilidad velar por la estabilidad del resto del sistema y estaba preocupado por ese banco en particular.

Pero para un gobierno peronista, ayudar a un banquero era algo más que atender los criterios de superintendencia que el BCRA debía atender.

“Somos peronistas pero no boludos, Mario”, lo cortó Todesca.

Blejer insistió, y junto con Remes fueron a verlo a Duhalde a Olivos. Fue ahí donde el Presidente rechazó la propuesta del Central diciendo que no compraría el banco ni por un dólar y que buscaran otra solución.

Descartadas las opciones de dejar caer el banco y que el Estado participara en la entidad, la alternativa era que el BCRA se quedara con las acciones mientras se convocaba a acreedores internacionales o se transfirieran a otros accionistas, posición que finalmente sucedió. El directorio del banco fue intervenido.

“Escasany no nos dirigió la palabra por años”, recuerda hoy un ex funcionario.

También se introdujo un cambio en la Carta Orgánica del Central, ampliando el límite de redescuentos para asistir a los bancos en problemas. El FMI apoyaba y el tema fue llevado al Congreso para que no fuera el Gobierno solo el que se hiciera cargo de la política de asistencia. La senadora Cristina Fernández de Kirchner no apoyó la iniciativa. “La crisis se va a profundizar”, dijo en la sesión.

Una larga fila de banqueros se agolpó en la ventanilla del Banco Central pidiendo los préstamos de la autoridad monetaria para hacer frente al goteo de los depósitos.

En mayo de 2002 se aprobó el plan de capitalización y liquidez al Galicia que incluyó la salida de los principales accionistas del directorio. Recibió un shock de aportes nuevos, capitalización de acreencias y hasta un préstamo de bancos nacionales y extranjeros.

El BCRA financió un tercio de la caída de los depósitos con la política de redescuentos -líneas de crédito a los bancos para darles liquidez en medio de una crisis-. El 80% se concentró en cuatro bancos. En agosto de 2002, cuando lo peor de la crisis había pasado, Roberto Lavagna, sucesor de Remes, ordenó cerrar el grifo.

“Como resultado de toda esta asistencia no hubo caída de bancos”, recuerda también hoy Remes Lenicov. El Galicia fue la entidad que más redescuentos recibió a mayo de 2002, por encima de otros bancos públicos y privados. “Vale recordar lo que sucedería unos años después con Lehman Brothers el 15 de septiembre de 2008, todos los analistas coincidieron en señalar que fue un error y ello agravó la crisis”.

El jueves pasado, en EE.UU., la secretaria del Tesoro, Janet Yellen, dio a entender que había posibilidades de dar más garantías a los depósitos por más de US$250.000, excepción que ya se hizo con los bancos Silicon Valley Bank y Signature dos semanas atrás. “Podrían también garantizarse si instituciones pequeñas sufren corridas y suponen riesgo de contagio”, agregó.

Las palabras de Yellen sin embargo no fueron del todo claras según notó The Wall Street Journal en su editorial del viernes: la funcionaria había dado a entender horas antes que si algún banco tenía que caer, lo haría. ¿Qué hará entonces, tendrá Biden la oferta de comprar un banco por un dólar en estos días? El pánico desafía teorías y despierta reacciones impensadas. Las acciones de Deutsche Bank cayeron 10% el viernes.