Xi Jinping en Rusia: una visita que destroza cualquier intento de paz en Ucrania

Internacionales - RDN
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El presidente Xi Jinping desinfló él mismo la importancia de la Iniciativa de Paz de China para detener la guerra en Ucrania, que constituía el principal interrogante de su visita a

Moscú para entrevistarse con Vladimir Putin. Ahora todo está dicho: Xi Jinping proclamó este martes que "China y Rusia son socios estratégicos".

Se discutía si ambas potencias eran aliadas, ahora está claro que hay un escalón más arriba. Socios estratégicos representa el máximo de unión y confirma la voluntad de hacer realidad el proyecto de una Iniciativa de Seguridad Global, propuesta por la diplomacia china, que representa un desafío al dominio mundial norteamericano.

El panorama de la lucha entre los grandes poderes mundiales ha sido aclarado y no se puede evitar un ominoso escalofrío.

Putin recibe a Xi en el Kremlin. Foto: Grigory Sysoyev / SPUTNIK / AFP
Putin recibe a Xi en el Kremlin. Foto: Grigory Sysoyev / SPUTNIK / AFP

La negativa china a aprobar la invasión rusa a Ucrania permitió a Xi Jinping mantener en vilo las hipótesis de que en Moscú podría dar un impulso en dirección al menos a un cese del fuego o a tratativas para impulsar negociaciones. Vanas ilusiones, a decir verdad que venían apagándose.

Estados Unidos negó secamente cualquier posibilidad de una iniciativa de paz china. Putin también dejó bien claro que no aceptaba negociar sus conquistas territoriales. Y los ucranianos dijeron que antes que negociar nada, Rusia debía retirarse totalmente.

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Ahora la declaración oficial de “socios estratégicos” pone a la guerra ucraniana en un segundo plano. El viaje de Xi a Moscú ha demostrado que la prioridad es la alianza en el máximo nivel entre las dos potencias.

Un socio estratégico no puede con seriedad hacer una iniciativa mediadora que protagoniza el otro socio.

China, además, jamás lanzó ni veladamente reproches a los rusos por los resultados sangrientos de su invasión disfrazada de “Operaciones especiales”.

En esa línea, los chinos se refirieron a la guerra siempre como “crisis” o “conflicto”.

La prioridad económica


 Xi y Putin están concentrados en como reforzar un bloque opuesto a Occidente y en los acuerdos económicos entre Rusia y China, que además institucionalizan la divisa china como moneda de intercambio en lugar del dólar.

Los rusos destacaron el “boom” de los intercambios anuales que están llegando a los 200 mil millones de dólares.

Pero los chinos han revelado una cierta ansiedad por dar nuevo impulso a las relaciones con los países europeos, después que los principales aliados de Estados Unidos protagonizaron el liderazgo en los intercambios con China el año pasado, alcanzando los 800 mil millones de dólares.

Estados Unidos, pese a las sanciones que ha aprobado hace años contra China, se confirmó en 2022 como socio fundamental con unos intercambios de 690 mil millones.

Para China, estos datos marcan la necesidad de un camino que no se trunque en enfrentamientos con los occidentales que puedan dañar la expansión de las rutas de la seda y el tráfico mundial que China necesita siempre abierto y sin colisiones.

La prolongación de la guerra en Ucrania ha recibido en realidad un espaldarazo de la visita de Xi a Moscú, demoliendo las expectativas de enderezar de alguna manera por vía diplomática el conflicto.

Ahora la incógnita es cómo y cuándo China podrá fraternalmente influir sobre el socio estratégico chino que se ha quedado sin el arma de propaganda de su iniciativa de paz que sonaba a intento de mediación.

Para China, este es un papel que tiene sus incomodidades. Ya no se puede escapar por la tangente de mostrar que su posición contraria a la decisión de Putin invadir Ucrania la mantiene como una alternativa moderadora ante los otros protagonistas enfrentados en la guerra con Rusia.

Ser socio estratégico permite a los rivales gritar que el rey está desnudo en sus verdaderas intenciones. No hay intermediación que valga, al menos mientras no se produzcan hechos, probablemente terribles, que cambien dramáticamente las perspectivas.

Como Mambrú, también China se fue a la guerra, vía Moscú.

Roma, corresponsal

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