Juicio por Fernando Báez Sosa: ahora habló Ciro Pertossi, otro rugbier que pidió aclarar pero se ubicó en la escena del crimen

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Aunque se lo repasó muchas veces en la sala para que lo analizaron peritos en imágenes y de reconocimiento facial, el video que muestra a los rugbiers abandonar la escena del crimen

y atrás el cuerpo de Fernando Báez Sosa (18), no deja de causar impacto. Los papás del chico asesinado debieron volver a verlo en la audiencia de este martes, esta vez por pedido de uno de los cuatro imputados que rodean al cuerpo de su hijo, ya en el piso, inconsciente. Ciro Pertossi (229 quiso aclarar un detalle.

Se ubicó frente al Tribunal, pidió que le exhiban el video y se identificó en el lugar. De pie, se señaló en la pantalla con un puntero. "Esa patada", comenzó a explicar, indicando el movimiento, el envión de su pie dirigido a la cabeza "del chico". Ciro Pertossi, como Máximo Thomsen (23) el lunes, y los padres que declararon luego, tampoco lo nombran a Fernando.  

"Esa patada, ahí, quisiera aclarar que cuando veo al chico y me doy cuenta que estaba en el piso, frené la patada", afirmó, describiendo lo que hace en ese instante: "Fíjese que lo arrastro (al pie) por el piso para frenar la patada", sumó.

Una vez sentado allí, el fiscal Juan Manuel Dávila quiso saber más: ¿Cómo llegó el chico allí?, ¿cómo cayó al piso?, ¿qué hizo después de frenar la patada, qué hizo? Por cada pregunta, tranquilo, Pertossi se limitó a reiterar: "No voy a contestar".

También quiso aclarar uno de los audios que lo compromete, el que en el grupo que compartía con sus amigos de vacaciones, llamado de "Delboca 3", con énfasis pidió: "No se cuenta nada a nadie de esto".

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"Quiero aclarar que cuando yo estaba viendo el teléfono, viendo lo que hablaban los chicos. Decían que ya había gente en Zárate que sabía que nos habíamos peleado, por eso dije eso: yo no quería que mis padres se enteren", dijo el hermano de Luciano (21) e hijo de Mauro Pertossi, que luego declaró convocado por la defensa.

Ciro volvió al banquillo, su padre recordó que él pretendía estudiar ingeniería, que Luciano cursaba el CBC en arquitectura, y al recordar el episodio que lo llevó a estar allí, lloró. "Es una desgracia. Uno cree que las cosas están encaminadas en la vida y llega esto".

"No sé qué pensar. No puedo creer que estemos viviendo este momento -contó-. Mis hijos no son asesinos. Son chicos, adolescentes, vagos, como decimos en el barrio. No lo puedo creer", agregó.

Cerró su testimonio, y luego declararon Eduardo Benicelli, papá de Matías (23), y María Alejandra Guillén, mamá de Enzo Comelli (22). Los tres testimonios tuvieron en común la ausencia de alguna palabra dirigida a los papás de Fernando, sentados detrás de sus abogados, observando el relato doloroso de esos padres que en su testimonio prefirieron soslayarlos.

Benicelli padre, con la voz quebrada, confió que "fueron tres años con mucho dolor", dijo que nunca imaginó "pasar una situación así, no sé cómo seguir. Escucho que nos dicen hijos de puta, no le encuentro explicación. Es terrible, un dolor terrible para todos. Quieren curar el dolor generando más dolor".

Guillen, madre de Comelli, dijo que sufren "una agonía constante" y le respondió a Fernando Burlando, abogado de la familia de la víctima: "No soy ninguna puta".

Sin preguntas de las partes, pidió permiso a la presidenta del Tribunal, la jueza María Claudia Castro, para hacer una aclaración. "Quiero aclararle al señor Burlando que no soy ninguna puta, fue tremendo escuchar esa palabra para mi y para mi familia". 

Fue la repuesta a una frase que Burlando dijo a la salida de una de las primeras audiencias, luego de que circulara la versión de que los acusados se habían reído durante la declaración del testigo Pablo Ventura, se le preguntó qué opinaba: "Estoy a muy corto tiempo para empezar a insultar a todo el mundo. Yo pregunto: ¿de qué se ríen, hijos de puta?", dijo el abogado.

A la salida de cada audiencia a los papás de Fernando lo esperan vecinos, gente que se acerca a saludarlos, a decirles "fuerza", y luego dan su testimonio a los periodistas que los esperan del otro lado del vallado que cerca el edificio de los Tribunales de Dolores. 

"En ningún momento los imputados nos dijeron nada. Preferimos estar bien lejos de ellos. Que nos pidan perdón no nos devuelve a nuestro hijo", dijo Graciela Sosa, al tiempo que su esposo, Silvino Báez, dijo a Clarín: "La víctima no son ellos, hay una sola víctima y es Fernando, a él le rompieron la cabeza".

La jornada terminó con peritos convocados por el defensor Hugo Tomei. Por ejemplo, el ingeniero Pablo Rodríguez Romero, quien dijo que de los teléfonos de los imputados se habían eliminado mensajes después de allanamiento en la casa de Villa Gesell, pero no precisó ni cuáles, de quiénes ni cuántos. 

Luego, el psicólogo Agustín Costa Shaw, que se encargó de entrevistar junto otros colegas suyos a los imputados en La Plata, para ofrecerles asistencia, la que ninguno aceptó, contó que al llegar Thomsen "se quebró" y que "hubo que contenerlo". Luego dijo que no quería realizar la pericia porque se iba a filtrar todo. "No pudo parar de llorar", remarcó, sobre Thomsen.

La misma excusa esgrimió Lucas Pertossi (23), "dijo que no podía seguir porque no tenía confianza por ser palabras de autoridades judiciales que lo tratan de asesino". Su primo Ciro mencionó ante Costa Shaw "la falta de confianza en la Justicia", y Luciano Pertossi (21) "hizo mucho énfasis en que se iba a filtrar". El perito contó que "se le dijo que se haría lo posible para que ese no ocurriera" y que "al no poder garantizárselo, se fue".

El perito contó también que Matías Benicelli (23) y Blas Cinalli (21) no querían hablar por las mismas razones, mientras que "el único que no dio ningún motivo y simplemente dijo que no quería fue Ayrton Viollaz (23), que se retiró". Los describió a los rugbiers, en ese breve encuentro, "tensos, nerviosos".

Dolores. Enviado Especial

GL

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