Los documentos secretos de Osama bin Laden, a 20 años de los atentados a las Torres Gemelas

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Osama Bin Laden pensaba que el ataque del 11 de septiembre contra las Torres Gemelas y el Pentágono le iban a permitir revivir la umma (“Comunidad de los

creyentes en el islam”) y así lograr la expansión del mundo musulmán. No pudo, y comenzaron las peleas internas en la red Al-Qaeda. La división pronto engendró otras vertientes, como el ISIS.

Esto, así como la denigrante detención de su hijo en Irán, surgió de una prolongada investigación que realizó la doctora Nelly Lahoud y su equipo sobre los miles de archivos desclasificados por la CIA en 2017, y que hasta ahora se desconocían.

Se trata de audios, videos, textos con proclamas y cartas personales. Un invaluable material que encontró el grupo comando SEAL en la vivienda de Abbottabad, Pakistán, cuando asesinó a Bin Laden.

Osama bin Laden en una imagen de 1998. Foto: AP

Osama bin Laden en una imagen de 1998. Foto: AP

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“Analicé más de 96.000 de esos archivos, incluidas casi 6.000 páginas de texto árabe que forman un registro de las comunicaciones internas de Al Qaeda entre 2000 y 2011”, dice Lahoud en un artículo publicado en el sitio de la organización Foreign Affairs.

Un "tesoro"


En este “tesoro”, como lo denomina la especialista, hay cartas escritas por miembros de la familia del líder de Al Qaeda y un cuaderno manuscrito de 220 páginas “particularmente revelador que contiene transcripciones de discusiones entre miembros de la familia inmediata de Bin Laden que tuvieron lugar en el complejo durante la última dos meses de su vida”.

La primera idea de llevar adelante un atentado de magnitud en suelo estadounidense surgió a fines de octubre de 2000. Uno de los manuscritos de Bin Laden revela su razonamiento en ese momento.

Consideraba que “todo el mundo musulmán está sujeto al reinado de regímenes blasfemos y a la hegemonía estadounidense”, y que por lo tanto un ataque de gran envergadura podría “romper el miedo a este dios falso y destruir el mito de la invencibilidad estadounidense”, según palabras del propio líder islámico.

El complejo de Abbottabad donde se escondía Bin Laden. Foto: AFP

El complejo de Abbottabad donde se escondía Bin Laden. Foto: AFP

Un golpe trascendente contra el gran Imperio, estimaba Bin Laden, le permitiría revivir la “umma”, la “comunidad de los creyentes en el islam”.

"Tus hermanos en la tierra de los dos lugares más sagrados (La Meca y Medina) y Palestina te piden ayuda y te piden que participes en la lucha contra el enemigo, tu enemigo: los israelíes y los estadounidenses”, dice en uno de los documentos.

El impacto que tuvieron los ataques contra las Torres Gemelas y el Pentágono, le dieron vuelo al líder de Al Qaeda en el mundo musulmán. Muchos jóvenes se adhirieron de distintas formas a “la causa” contra Estados Unidos.

Ahí aprovechó Bin Laden para lanzar una de sus fuertes proclamas: "Juro por Dios todopoderoso, que levantó los cielos sin esfuerzo, que ni Estados Unidos ni nadie que viva allí disfrutará de seguridad hasta que la seguridad se convierta en una realidad para nosotros que vivimos en Palestina y antes de que todos los ejércitos infieles abandonen la tierra de Mahoma”.

Un grave error de cálculo


De los documentos encontrados en su casa de Abbottabad se desprende que hubo un “grave error de cálculo” por parte del jefe terrorista, según Lahoud. “Predijo que a raíz del ataque, el pueblo estadounidense tomaría las calles, replicando las protestas contra la guerra de Vietnam y pidiendo a su gobierno que se retirara de los países de mayoría musulmana”.

“Bin Laden nunca anticipó que Estados Unidos iría a la guerra en respuesta al asalto”, agrega. Y sostiene que a la inversa de lo esperado por él, “los estadounidenses apoyaron al presidente George W. Bush y su guerra contra el terrorismo".

La invasión de Afganistán en octubre de 2001 desbarató los planes de Al Qaeda y terminó desarticulando la organización.

Con las tropas de la coalición en territorio afgano, Bin Laden se refugió en las montañas y tuvo que dejar la conducción en manos de los otros dirigentes.

Un segundo 11S


Recién en 2004 reanudó los contactos y envió cartas con planes para llevar adelante “operaciones de martirio similares al ataque del 11 de septiembre en Nueva York”. Y aclaraba que si no eran posible, cosa que de hecho no se pudo hacer, tenía “planes alternativos para apuntar a las líneas ferroviarias”.

Pero los ataques sistemáticos de Estados Unidos y sus aliados contra la cúpula de Al Qaeda habían dando resultado y la red terrorista estaba en decadencia.

Uno de sus jefes secundarios llamado Tawfiq le envió una carta donde se refleja la situación.

“Nuestras aflicciones y problemas fueron desgarradores y la debilidad, el fracaso y la falta de rumbo que nos sobrevinieron fueron desgarradores”, escribió.

“Los musulmanes fuimos contaminados, profanados y nuestro estado fue destrozado”, señala en referencia a la invasión. “Nuestras tierras fueron ocupadas, nuestros recursos fueron saqueados. Esto es lo que les sucedió a los yihadistas en general, y a nosotros en Al Qaeda en particular”, agrega.

A través de los documentos se pudo establecer que muchos líderes de Al Qaeda, así como miembros de la familia de Bin Laden como su hijo Saad, huyeron de Afganistán cruzando hacia Irán (país mayoritariamente shiíta) a principios de 2002.

Allí recibieron ayuda de algunas familias sunnitas que “les ayudaron a alquilar casas utilizando documentos falsificados”.

Los servicios iraníes


Sin embargo, a los pocos meses los servicios iraníes los descubrieron y los enviaron a una prisión secreta subterránea. “Más tarde fueron trasladados a un recinto fuertemente custodiado, junto con sus parientes femeninas y sus hijos”.

Entre los papeles de Bin Laden también se encontró una carta de su hijo Saad, quien en 2008 se escapó de Irán. Allí relata la grave situación que padeció en mano de los shiítas.

Osama Bin Laden con uno de sus hijos, Hamza Bin Laden. Foto: dpa

Osama Bin Laden con uno de sus hijos, Hamza Bin Laden. Foto: dpa

“Las calamidades se acumularon y los problemas psicológicos aumentaron”, decía en el texto. Cuenta, puntualmente, que cuando su esposa embarazada tuvo que ser inducida, no la llevaron a un hospital hasta que “el feto dejó de moverse”. “Se vio obligada a darlo a luz después de su muerte”.

Para Saad, los iraníes "eran maestros en hacernos perder los nervios y se complacían en torturarnos psicológicamente".

A partir de 2003 las cosas empiezan a favorecer a Bin Laden. Estados Unidos invade Irak para derrocar a Saddam Hussein, una maniobra que lleva a la disolución del Ejército iraquí y del gobierno compuesto por la minoría sunnita.

Estos sectores sunnitas, que se veían ahora marginados, comenzaron a acercarse a Al Qaeda y a conformar grupos yihadistas de esa corriente islámica.

En este escenario comienza a ascender y a competir con el liderazgo de Bin Laden un hombre brutal, un extremista religioso jordano llamado Abu Musab al-Zarqawi.

En un principio Al Zarqawi buscó establecerse dentro del ala protectora de la red Al Qaeda, que tenía fama y le permitía conseguir fondos de sectores islámicos poderosos en el Golfo y reclutar gente.

Ambos compartían la oportunidad de llevar adelante una guerra santa, y Bin Laden acepta la fusión de su red con la de Al-Zarqawi, conocida como Jamaat al-Tawhid wal-Jihad, que luego pasó a denominarse “Al Qaeda en Irak”.

En los primeros años ayudó a recomponer la moral de la red terrorista, con atentados en distintos lugares. Pero rápidamente todo se desmoronó porque Al-Zarqawi y su grupo demostraron ser extremadamente sanguinarios.

Atacaban y mataban civiles iraquíes, especialmente shiítas, a los que despreciaban. Bin Laden se sintió descorazonado porque su idea era que Al Qaeda cobrara fama como enemigo de los estadounidenses y de Israel, no de otros musulmanes.

Osama bin Laden y Ayman Al-Zawahri. Foto: AP

Osama bin Laden y Ayman Al-Zawahri. Foto: AP

La nueva generación de yihadistas, concluyó Bin Laden, “había perdido el rumbo”.

Tampoco se logró la unificación de las distintas corrientes yihadistas. Por el contrario, las divisiones eran cada vez más marcadas.

Al-Zarqawi se peleó con otro grupo poderoso, “Ansar al-Sunna”, quien cuestionaba sus sanguinarios métodos.

Un jefe secundario de Al Qaeda en ese momento, Atiyah Abd al-Rahman le escribió a Bin Laden que había que hacer algo con Al Zarqawi. “No podemos dejar que el hermano actúe sobre la base de su juicio”, decía el texto.

Nace el ISIS


La situación fue empeorando y se desmoronó totalmente en 2006, cuando Al-Zarqawi fue eliminado por un ataque aéreo de Estados Unidos.

Ciudadanos afganos siguen en un canal local las informaciones sobre la muerte de Osama Bin Laden. Foto: Reuters

Ciudadanos afganos siguen en un canal local las informaciones sobre la muerte de Osama Bin Laden. Foto: Reuters

Los sucesores de este líder yihadista decidieron conformar el sanguinario Estado Islámico, o ISIS, y establecer el califato en Irak y Siria. A partir del 2007 dejaron de responder a Al Qaeda y a Bin Laden.

El ostracismo de Bin Laden se profundiza, y busca refugio en Pakistán. Estados Unidos, cansado de las jugarretas de los paquistaníes que negaban la existencia del líder de Al Qaeda en su territorio, lanzan la operación “Gerónimo”.

El 2 de mayo de 2011 un comando SEAL ingresa a su vivienda de Abbottabad y lo asesina de dos disparos. Luego arrojan su cuerpo al mar.

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