"El cuarto de Lucía" y Atravesadxs", dos muestras sobre el vacío y el dolor de los femicidios

cama a medio hacer, en la paleta con pintura seca, en los atrapasueños sin terminar y en el frasco de perfume que no volvió a usar. Marta Montero y Guillermo Pérez dejaron el cuarto intacto, aunque no esperan que un día su hija vuelva. Lo que ellos esperan es justicia.

La pieza que pertenecía a Lucía, la adolescente de 16 años que fue víctima de un brutal femicidio que sigue impune, ahora es un espacio abierto. Tras estar en la rambla de Mar del Plata en febrero de este año y en el Museo Pettoruti de La Plata en abril, “El cuarto de Lucía” se puede visitar en el patio de La Manzana de las Luces hasta el 10 de septiembre.

La idea de convertir en público un lugar privado surgió de una conversación entre Marta y la periodista Claudia Acuña. “Era una manera de abordar un tema que estaba siempre presentado como un caso o como una cifra, y nunca a escala humana”, dice Acuña a Clarín.

“El cuarto es la última escena de la vida, el lugar donde Lucía iba a dormir, a soñar, y eso no puede ser una pesadilla. Esto es parar un minuto antes de la muerte. Cada femicidio -agrega- es una oportunidad de reflexión para que no haya un siguiente, pero si cada femicidio pasa como uno más, va a haber uno más. Por eso, queríamos crear un espacio por fuera del dolor y del aturdimiento para pensar qué nos está pasando y cómo frenarlo. Queremos cuidar a las Lucías vivas”.

El cuarto recuerda quién era Lucía Pérez. Una chica que amaba hacer manualidades, que andaba en skate y a la que no le faltaba una tabla de surf, como muchas otras adolescentes de su edad que se crían con el mar de fondo. Alguien que escuchaba bandas como Los Redondos o los Rolling Stone. Que tenía un rosario colgado de su cama y la foto de su primera comunión enmarcada al lado de un poster de La 25 dibujado por ella misma. Que había escrito a mano una frase de Intoxicados: “Algunas cosas hoy me salieron al revés y nadie me pudo ayudar. Me boxeo con la vida otra vez, ella me trata de noquear”.

La habitación es una copia exacta de aquella que quedó vacía en Mar del Plata, excepto por las remeras, el rosario y el frasco de perfume, que son los mismos del cuarto original, y “algunos detalles, como las manchas de pintura en el piso porque Lucía siempre estaba pintando”, según comparte Guillermo, su papá.

Él y Marta usaron sus vacaciones para poder venir desde Mar del Plata a acompañar la muestra. La mamá es enfermera y está en la primera línea en la atención de pacientes por Covid-19, pero a pesar de haber tenido un año y medio exigido por las obligaciones laborales, nunca dejó de reclamar justicia ni de vender dulces en ferias para poder seguir pagando los costos de la causa.

“Mostrar el cuarto es transmitir mi mirada de amor hacia Lucía, como algo lindo y otra forma de hacer justicia sin hablar, de visibilizar la causa”, cuenta a Clarín el día de la apertura, mientras prepara folletos en la carpa donde se ofrecen actividades de sensibilización, entre ellas, una presentación del grupo teatral Piel de Lava.

Al entrar a la habitación -afirma Marta- las personas salen de una manera diferente: “La muestra te pasa por el cuerpo. Cuando lo ves, ese cuarto te atraviesa”. Marta dice que, cuando mira la pieza de Lucía, piensa también en las otras piezas vacías: “Este cuarto es de todas, puede ser de tu hermana, de tu mamá, puede ser el tuyo. Es de las 179 Lucías que han matado este año”.

El viernes de la inauguración hace frío, pero está despejado. Reina el silencio, interrumpido solo por el grito de “¡Lucía Pérez, presente!”. Una señora con sus dos nietas empiezan a recorrer el lugar. Primero ven una ventana y, al asomarse, una cama con un cubrecamas celeste. Quizás la mujer piense en la habitación de sus nietas; tal vez sus nietas se imaginen sus propias piezas o en las de sus amigas.

En la pared, se proyectan imágenes de distintas marchas, incluido el paro de mujeres del 19 de octubre convocado por Ni Una Menos una semana después del femicidio de Lucía. Enfrente de la cama, en un televisor, se repiten una y otra vez las escenas del juicio oral en la que fueron absueltos los acusados de matarla.

El 26 de noviembre de 2018, los jueces Aldo Carnevale, Pablo Viñas y Facundo Gómez Urso, en el Tribunal Oral en lo Criminal N° 1 de Mar del Plata, liberaron a Juan Pablo Offidani y Matías Gabriel Farías de los cargos de femicidio y abuso sexual agravado por acceso carnal. En agosto del año pasado, sin embargo, el Tribunal de Casación Penal de la provincia de Buenos Aires anuló el fallo y ordenó un nuevo juicio.

La familia, mientras tanto, espera y busca mantener viva la memoria de Lucía: “No nos podemos callar, si no somos cómplices”.

Atravesadxs, relatos en primera persona

En la muestra “Atravesadxs”, la fotógrafa y artista visual Eleonora Ghioldi comparte 30 testimonios de familiares de víctimas de femicidios, travesticidios y transfemicidios, quienes -al igual que la mamá y el papá de Lucía Pérez- continúan reclamando justicia. El proyecto documental se exhibe en la fachada del Museo Evita con seis gigantografías acompañadas de un código QR para leer y escuchar las voces de las familias. También se puede recorrer de manera virtual hasta el 3 de septiembre.

A partir del lunes 16 de agosto, además, 16 imágenes que forman parte de este trabajo serán expuestas en el Centro Cultural Mercado de Avellaneda, con la intención de que vaya itinerando por todas las provincias e incorporando más testimonios de las localidades donde la exhibición circule.

“Este proyecto empezó hace once años con otra muestra que hice, ‘Guerreras’, sobre violencia de género. En una marcha del 8 de marzo, conocí a Gustavo Melmann, padre de Natalia, que fue a ver la muestra, y él me conectó con otros familiares de víctimas. Ahí es cuando empecé a trabajar más arduo el tema de los femicidios”, señala Ghioldi a Clarín.

Su objetivo, agrega, era construir testimonios en primera persona para abrir el espacio y facilitar que las familias pudieran contar sus historias desde su lugar, sin intermediarios. La muestra se construyó en plena pandemia, desde donde partió la idea de que llevaran un barbijo con el nombre de las víctimas, y se inauguró el 3 de junio, día en que Ni Una Menos cumplió seis años.

De esta forma, Yuyo García -el papá de Micaela, asesinada en 2017 y en quien se inspira la ley de capacitación en género de la administración pública- recuerda que el femicida de su hija estaba en libertad condicional pese a tener tres denuncias por violación; Say relata la lucha que sostenía su hermana Diana Sacayán en defensa de las personas trans cuando la mataron en 2015; o Déborah Vial relata lo díficil que es ver crecer a los hijos de su prima, Nancy Segura, sin la presencia de su madre.

“Todas estas familias están unidas”, remarca y concluye Ghioldi: “Comparten un sentido de lucha por llegar a la justicia y es esa misma lucha la que les permite seguir adelante después de tanto dolor”.

“El cuarto de Lucía” se puede visitar desde el 13 agosto al 10 de septiembre en el Patio de la Procuraduría del Complejo Histórico Cultural Manzana de las Luces, Perú 222 (CABA), de 12 a 19 horas. La agenda de actividades que forman parte de la muestra se puede ver en la página www.manzanadelasluces.cultura.gob.ar.

“Atravesadxs” está desde el 3 de junio hasta el 3 de septiembre en el Museo Evita, Lafinur 2988 (CABA) y en el sitio www.museoevita.org.ar. Desde el lunes 16 de agosto, se puede visitar con entrada libre y gratuita de 10 a 18 horas en el Centro Cultural Mercado, Colón 450 (Avellaneda).

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