Es paciente psiquiátrica, está varada en España y se quedó sin medicación: "Hace 20 días que no duermo"

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Desde que Valentina Romero e Iñaki Domínguez se conocieron y empezaron a noviar, en 2017, que vienen planeando el viaje a España. Fueron ahorrando "pesito por pesito, haciendo horas

extras" con disciplina teutona y lograron, después de tres años, comprar dos pasajes para 2020. El motivo principal era terminar unos trámites de ciudadanía del muchacho de 25 y para ella significaba el bautismo aéreo, la primera aventura fuera de su Mendoza natal.

La postergación del viaje por la pandemia abrió la posiblidad de realizarlo el pasado junio "más por un pedido de Iberia que por nosotros, porque yo no me encontraba bien de salud, pero la aerolínea nos emplazó y corríamos el riesgo de perder los tickets", cuenta Valentina, mendocina de 22 años, acompañada de Iñaki, de 25.

"Era mi primer viaje en avión, mi primera vez que salía de Mendoza, de la Argentina, imaginaba otra cosa, no esta auténtica pesadilla", insiste.

Desde enero, la salud mental de Valentina se vio alterada por el arrastre de problemas familiares y se profundizó por la inesperada muerte de su prima Agustina. Entonces, se sucedieron ataques de ansiedad, de pánico, insomnio y un estado depresivo del que no encontraba escapatoria. 

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Valentina Romero se encuentra varada hace tres semanas y sin su medicación psiquiátrica. "Teniendo una enfermedad como la mía es difícil poder estar tranquila en el exterior".

Valentina Romero se encuentra varada hace tres semanas y sin su medicación psiquiátrica. "Teniendo una enfermedad como la mía es difícil poder estar tranquila en el exterior".

Haber tocado fondo derivó en la consulta a un psiquiatra, que le recetó a Valentina Neuryl (ansiolítico), Plidan (relajante muscular) y Sertralina (antidepresivo), un comprimido de cada uno por noche. "Me ayudaron mucho a encontrar la paz y conciliar el sueño. Esos medicamentos, recetados, me los traje a España por los veinte días que estaríamos, entre el 26 de junio y el 16 de julio. Nunca imaginé que no podría volver a mi casa y hace 20 días que dejé la medicación de un día para el otro y mi cabeza me estalla, llevo semanas sin dormir".

Cuenta la joven que llevó a cabointentos desesperados para conseguir alguna medicación que calme su cuadro clínico "ya hasta le pedí auxilio a mi psiquiatra, quizás con una receta suya y una explicación del tratamiento psiquiátrico que estoy haciendo podría comprar, pero nada, imposible, en las farmacias de acá no hay manera de acceder a esos remedios", se desmorona Valentina, que dice quecasi no come y está presa de "un constante dolor de cabeza y cuello imbancable".

La primera comunicación de Valentina con Clarín fue a las 23 horas de la Argentina (4 de la mañana en España). "Así estoy todas las noches, logro conciliar el sueño cuando amanece y duermo dos horitas. Arrastro un agotamiento físico y mental que me produce un gran desgano. No tengo ganas de hacer nada, ni de caminar, ni de recorrer, ni tampoco ir a la playa... Ni yo, ni mi novio, estamos casi sin plata, nos llegó algo de ayuda familiar, vivimos en una piecita de prestados y nos sentimos abandonados, no les importamos a nadie".

Valentina Romero junto a Iñaki Domínguez. que es ingeniero y necesita imperiosamente volver a su trabajo. "Conseguir trabajo en Mendoza sería muy difícil".

Valentina Romero junto a Iñaki Domínguez. que es ingeniero y necesita imperiosamente volver a su trabajo. "Conseguir trabajo en Mendoza sería muy difícil".

Cada varado vive su propia implosión. Con justa razón cada uno ve su problema como "el peor" y eso hace no mirar a lo que le sucede al otro. "Nos ven jóvenes, piensan que estamos de joda, que no laburamos, qué sé yo, nada, estamos medio en la jungla, es el sálvese quien pueda. Yo soy empleada en una ferretería, espero encontrar el laburo cuando vuelva pero Iñaki es ingeniero mecatrónico y trabaja en pozos de petróleo. La situación laboral de él es mucho más delicada que la mía, la empresa está metiendo presión para que volvamos cuanto antes... ¡Sabés lo que cuesta encontrar laburo en Mendoza!".

Cuando a Valentina e Iñaki Iberia les canceló el regreso para el 16 de julio y ya no había margen económico para seguir pagando una habitación en un hostel (60 euros), "se nos presentó la nada misma", grafica el ingeniero, que no se despega de su novia, "inclusive trato de acompañarla en las noches en vela". ¿Qué hacemos ahora? fue el gran interrogante. "Por suerte Lorena, una conocida de Mendoza, que vive en Valencia, nos abrió las puertas de su casa pero a 350 kilómetros de donde estábamos. Todo es plata, imaginate".

Calculaban que en una semana tendrían la vuelta solucionada, no dimensionaban el problema, pero ya llevan viviendo en una habitación sin puerta ni luz casi tres semanas y la incertidumbre es mayor que antes. "Agradecemos que Lorena y a sus tres hijos nos hayan salvado hospedándonos, pero a esta altura uno quiere estar en su casa, sobre todo cuando tenés una enfermedad como la mía, que me resulta inmanejable".

Valentina Romero. "Viajamos de Madrid a Valencia porque tenemos una amiga que nos hospeda gratis. Estamos sin plata".

Valentina Romero. "Viajamos de Madrid a Valencia porque tenemos una amiga que nos hospeda gratis. Estamos sin plata".

Arroz, fideos y algún enlatado preparados de distintas maneras son los platos que se repiten día tras día. "Estar así, medio dando lástima, es muy difícil de soportar y pensar que no tenemos respuestas de Iberia ni del consulado nos arrincona. Hoy estamos averiguandola posibilidad de volver por un avión privado vía Montevideo con todos los riesgos que eso significa. ¿Por qué? Primero porque ese vuelo 'ejecutivo' lo tiene que aprobar la ANAC y después porque tenemos que encontrar a otros varados que se sumen".

Según pudo averiguar Clarín, estos vuelos privados que llegan a la Argentina desde Asunción y Montevideo cuestan entre 700 y 1.500 dólares, según la cantidad de pasajeros que haya, porque se vende el vuelo, no el asiento. "Nos estaríamos metiendo una parada brava, porque nos prestarían esa plata, pero la situación laboral de Iñaki es realmente apremiante. Si conseguimos a otros pasajeros, y tenemos la autorización para poder entrar a la Argentina, nos vamos".

La pareja de mendocinos tomará la decisión este viernes, cuando venza el Decreto de Necesidad y Urgencia con las restricciones actuales impuestas por el Gobierno Nacional. "Sabemos que en Madrid el embajador Ricardo Alfonsín atendió a un grupo de varados a los que les prometió que incrementarán los cupos en los aviones pero de manera paulatina. Ese día llamaremos a Iberia y veremos lo que nos responde, pero ni locos volvemos en octubre o noviembre... ¡Ni locos!".

Con un hilo de voz producto del estrés emocional que la aplasta, Valentina no quiere buscar culpables y remarca que no está enojada ni con el país ni con el Gobierno. "Sólo deseo volver a mi casa. Sólo le pido al presidente que entienda que una enfermedad psiquiátrica como la depresión no es joda, que realmente la estoy pasando muy mal, que tengo mucho miedo, que todo esto me ha hecho retroceder con mi enfermedad. Sólo le pido al presidente que tenga compasión por mí".

MG