Israel pone fin a los doce años de poder de Benyamin Netanyahu

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Naftali Bennett, quien si no surge un imponderable de último momento se convertirá hoy en el decimotercer primer ministro de Israel tras la votación de la Knesset, es un hombre de

récords, porque no sólo es el protagonista de un proceso que, tras más de 12 años, aleja del poder a Benjamin Netanyahu, sino que lo hace sin haber recibido el mandato de formar gobierno del presidente Reuven Rivlin y al frente de un partido, Yamina, que en las últimas elecciones obtuvo solo 7 escaños.

Bennett ocupa el segundo lugar después de Netanyahu en la juventud de llegar a ser cabeza del gobierno: tiene 49 años, mientras que su predecesor lo hizo cuando tenía 46.

Es hijo de padres estadounidenses que, antes de mudarse a Israel y convertirse en derechistas y religiosos, frecuentaron las protestas contra la guerra de Vietnam y la corriente principal libertaria de San Francisco. En su infancia, Bennett vivió en Nueva York y Montreal, Canadá, y su inglés es tan fluido como el de Netanyahu.

Además, el próximo primer ministro es un acérrimo partidario de la derecha religiosa nacionalista, votó por el “Gran Israel”, a pesar de haber elegido como su residencia, a diferencia de otros, no Judea y Samaria (es decir, Cisjordania), sino la más tranquila Raanana, una buena ciudad cerca de Tel Aviv.

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De él circula una definición que resume bien su vida: “el tecno colono”. Y eso porque, en 2009, fue director del Yesha Council, la organización coordinadora de los municipios de los asentamientos judíos en Cisjordania y luchó contra el congelamiento de las construcciones en el lugar.

No es casualidad que su primer partido, “Hogar Judío”, fuera considerado muy cercano al movimiento de colonos.

Y tecno porque Bennett tuvo éxito, incluso económicamente, como emprendedor de alta tecnología. En 1999, después del servicio militar en la unidad de comando Sayeret Maktal del Ejército, de la que se retiró como mayor, fue cofundador de Cyota, que se especializa en seguridad informática en Internet.

La empresa, con 400 empleados, fue luego vendida a una empresa estadounidense en 2005 por 145 millones de dólares. Poco después, fue director ejecutivo de Soluto, otra empresa vendida por unos 100 millones de dólares.

En resumen, Bennet encaja con el perfil de un empresario exitoso, o al menos eso reclama para destacarse de los otros políticos que, dice, “nunca dirigieron una empresa”.

Sus pasos en la política empezaron en 2005 como jefe del equipo de asesores de Netanyahu, entonces líder de la oposición. Después de servir como su ministro, finalmente tomó la decisión más difícil de su vida: rechazó el abrazo de su antiguo aliado y prefirió al centrista Yair Lapid.

Será primer ministro hasta el 27 de agosto de 2023, y luego lo reemplazará Lapid. Siempre que no aparezca una de las recurrentes crisis políticas israelíes, o que resista la variada alianza que formó. Los medios de comunicación anticiparon que, en su discurso de hoy pretende agradecer a Netanyahu “por los servicios prestados al país”.

Tarde o temprano tendrá que producirse el traspaso y tal vez los dos vuelvan a hablar.