Vacunados en Argentina: 8 de cada 10 no recibieron la segunda dosis del Covid y por qué el mundo aplica otra receta

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La brecha entre los argentinos que recibieron una y dos dosis contra el coronavirus podría ser aún mayor de lo que es actualmente si China le hubiera garantizado al Gobierno una provisión sostenida de

vacunas más allá de los 4 millones de la de Sinopharm recibidos. Como eso no fue posible, debieron aplicar los dos millones arribados en abril como segundas dosis.

Esa limitación exógena permitirá que los que han sido vacunados con la primera dosis de Sinopharm puedan estar completamente inmunizados. No había datos certeros que sostuvieran que una sola inyección de esa vacuna china garantizara la inmunidad.

Fue un paliativo en el paradigma de la postergación, elegido en marzo por las autoridades argentinas: esto es, esperar al menos tres meses para que los vacunados con la primera dosis reciban la segunda.

Con la de AstraZeneca, los británicos comprobaron que 12 semanas de intervalo potencian más los anticuerpos que 21 días. Con la Sputnik V, en cambio, no se sabe. Sí se comprobó que una sola dosis brinda una efectividad del 79 por ciento, mientras que la segunda la eleva al 92 por ciento.

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El problema es que el segundo componente de la Sputnik es más difícil de traer al país, algo que -junto con el agujero de AstraZeneca y a que no se han cerrado nuevos acuerdos con otros laboratorios- provocó el déficit sanitario que hoy sufren los argentinos.

Los argentinos, entre los que menor proporción de segundas dosis recibieron en el mundo. Foto: EFE

Los argentinos, entre los que menor proporción de segundas dosis recibieron en el mundo. Foto: EFE

Según las estadísticas del sitio Our World in Data, en la Argentina 8 de cada 10 personas vacunadas no recibieron la segunda dosis. El Monitor de Vacunación traduce la proporción en cifras absolutas: según los últimos datos, el país llega este lunes a los 10 millones de vacunas aplicadas y apenas 1,95 millón recibió la segunda dosis.

Se trata de uno de los promedios más bajos del mundo. Entre los países que ya aplicaron la primera dosis al menos al 10 por ciento de su población, Argentina escolta a Canadá en el mayor déficit global de segundas dosis. Los canadienses también optaron por esta misma política de dilación y allí menos de uno de cada 10 vacunados recibió el esquema completo.

Sin embargo, Canadá ha logrado aplicar ya la primera dosis al 44,3 por ciento de sus habitantes, mientras que Argentina llegó recién al 17,7 por ciento. Reino Unido es otra de las naciones que decidió postergar la segunda dosis. Pese a eso, la mitad de los vacunados británicos con la primera dosis (52,6%) recibió la segunda. El promedio europeo da que entre el 30 y el 50 por ciento de los vacunados con la primera dosis también tuvo su complemento.

En Estados Unidos hay un fuerte debate científico sobre la posibilidad de acelerar las primeras dosis en detrimento de las segundas, pero ante el temor a las variantes del Covid las autoridades por ahora prefieren seguir por el camino más convencional y seguro: al 46,7 por ciento se les aplicó una dosis y al 36,9, dos.

En la Argentina, apenas el 4,1 por ciento de la población recibió el esquema completo. En Canadá, el 3,7 por ciento. El gobierno argentino ha dicho que su decisión es vacunar a todos los habitantes del país con ambas dosis. El interrogante es cuándo el Instituto Gamaleya podrá entregar el ya casi mítico segundo componente.

En cuanto a AstraZeneca, la urgencia se da con las 580 mil personas que ya recibieron la primera dosis de la Covishield (versión india) y el millón vacunado con las dosis que aportó Covax (todas de AZ). Se espera que el primer lote de casi 4 millones de vacunas que traería el laboratorio antes de que termine mayo -de las 22,4 millones compradas por Argentina-, alcance para completar las segundas dosis de los ya vacunados y seguir aplicando luego primeras dosis.

El escenario mundial

El país más equilibrado entre primeras y segundas dosis es Israel (62,8 y 58,9%), seguido por Chile (47,5 y 39,2%), Estados Unidos (46,7 y 36,4%) y Uruguay (38,7 y 26,9%). El promedio mundial: 9 por ciento de la población se dio la primera dosis y el 4,6 por ciento, la segunda. Argentina casi duplica la primera marca y está por debajo de la segunda.

Sobre el criterio de demorar la segunda dosis hay miradas divergentes. En Brasil preocupa la gente que no concurre a completar el esquema de vacunación. "Los datos muestran que la persona está protegida con dos dosis. Con una no ha completado el plan y no está debidamente vacunada", dijo Isabella Ballalai, vicepresidenta de la Sociedad Brasileña de Inmunizaciones. Allí, el 16,8 por ciento de la población fue inoculada en primera instancia y el 8 por ciento, en segunda.

Los organismos internacionales han planteado posturas diversas sobre el criterio de la postergación. La Agencia Europea del Medicamento (EMA) advirtió sin flexibilidad que las vacunas contra el Covid-19 autorizadas "deben usarse tal y como se describe en el prospecto del producto".

El Grupo Asesor Estratégico de Expertos en Inmunización de la OMS señaló, a comienzos de 2021, que en casos excepcionales y según sea la situación epidemiológica de cada país -y de la disponibilidad de vacunas- se podía extender el periodo entre ambas dosis por un tiempo limitado. Establecieron que el periodo máximo de dilación debía ser de seis semanas.

Trabajos científicos establecieron que retrasar las segundas dosis (por el hecho de poder aplicar la primera a mayor cantidad de gente) reduce las muertes, las nuevas infecciones y las hospitalizaciones. Aunque genera incertidumbre cuánto persiste en el tiempo la eficacia de las vacunas con sólo medio esquema, sin un refuerzo oportuno.

Una eventual respuesta inmunitaria débil frente a variantes como la de Manaos o la de la India (que ya circulan comunitariamente en Argentina) podría abrir la ventana -según los expertos- a un Covid todavía más recargado: es decir, la oportunidad del virus de reencarnarse en nuevas variantes más peligrosas y letales. A nivel individual la aplicación de una sola dosis sirve para amortiguar la urgencia. El riesgo latente es hipotecar la salud pública a futuro.

Los débiles controles en Ezeiza hicieron que proliferaran en el país variantes como la de Manaos. Foto: Luciano Thieberger

Los débiles controles en Ezeiza hicieron que proliferaran en el país variantes como la de Manaos. Foto: Luciano Thieberger

Al analizar las políticas de vacunación de diferentes naciones, es curioso observar cómo un elemento omnipresente resulta clave en el logro de un mayor equilibrio entre primeras y segundas dosis: el “factor Pfizer”. Aquellos países que contrataron las mismas vacunas que Argentina (AstraZeneca, Sputnik V y Sinopharm), pero además contrataron la de Pfizer, lograron evitar la segunda dosis para pocos.

Es el caso de Emiratos Arabes, que ha vacunado al 51,4 por ciento de su población con la primera dosis y al 38,8 por ciento con la segunda. En niveles mucho más bajos, Perú cuenta con Oxford, Sinopharm y Pfizer: la mitad de sus vacunados recibió la segunda dosis. O Colombia, que tiene Oxford, Sinovac y Pfizer, aplicó 8,6 por ciento de primeras dosis y 5,3 de segundas.

En el medio aparecen casos como los de Hungría, que además de las vacunas que tiene Argentina cuenta con Pfizer y Moderna y logró que más de la mitad de sus vacunados tengan ya ambas dosis (47,1% recibió una).

Mongolia, mismo caso pero sólo con el extra de Pfizer, ha vacunado al 54 por ciento de la población con una dosis y al 19,6, con dos. Montenegro -igual portfolio de vacunas que Mongolia- aplicó al 16,5 por ciento de su población la primera dosis y al 5,3 la segunda. Serbia, con esas mismas marcas, inoculó al 33,5 con la primera dosis y al 25,6 con la segunda.

En las últimas horas se conoció una investigación británica, publicada en la revista Science, que afirma que postergar tres meses la segunda dosis de la vacuna de Pfizer eleva el nivel de anticuerpos. El grupo testeado es limitado: 175 pacientes mayores de 80 años.

Ese trabajo concluye también que la postergación empobreció durante el intervalo extendido la respuesta de las células T, claves para sostener la inmunidad en el tiempo. Comprobaron que la arquitectura inmunitaria se forjó mejor en aquellos que esperaron la segunda dosis sólo tres semanas, como dice el manual de Pfizer.

¿Por qué la gran mayoría de los países que logró iniciar su campaña de vacunación muestra un mayor equilibrio que Argentina entre primeras y segundas dosis? La respuesta radica, básicamente, en la disponibilidad. Es probable que la decisión del Consejo Federal de Salud (Cofesa) no hubiera sido la misma si las vacunas compradas por el país hubieran llegado en tiempo y forma.

Tuit de la ministra Carla Vizzotti del 29 de abril, cuando el Gobierno celebró que las dosis arribadas al país sumaban 10 millones.

Tuit de la ministra Carla Vizzotti del 29 de abril, cuando el Gobierno celebró que las dosis arribadas al país sumaban 10 millones.

El Gobierno está haciendo lo que puede -más que lo que quiere-, tratando de domar una realidad adversa producto en parte del contexto global, pero sobre todo de decisiones tomadas a fines de 2020 que aún no han sido corregidas en lo que va de 2021.

Ahora se actúa por default: se aplica el remanente de dos millones de Sinopharm como segundas dosis porque en el corto plazo no habrá nuevos lotes chinos; se posterga la segunda dosis de la de AstraZeneca bajo el amparo de un estudio que verificó que un intervalo de tres meses es mejor que el estándar de 3 semanas, y porque la primera entrega de las de Oxford arribaría recién a fines de mayo cuando se esperaba para marzo; y casi no se aplica el segundo componente de la Sputnik V porque Rusia -a caballo de la versión “light”- le está comunicando al planeta que no hay stock suficiente.

PS