¿Hasta cuándo pueden durar las protestas en Colombia? Las razones de un estallido sin fin a la vista

Internacionales
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Hay muchos motivos para pensar que las protestas masivas que han estremecido Colombia durante los últimos doce días van para largo. De hecho, pueden durar hasta las elecciones presidenciales en mayo

del 2022 aunque con períodos de descanso y treguas provisionales.

El principal motivo es que son movilizaciones espontáneas, integradas por cientos de miles de personas principalmente jóvenes, que no pueden ser desconvocadas por un grupo político concreto.

Como ocurrió en Chile a finales del 2019, no hay una sola reivindicación sino muchas.

La reforma tributaria -que habría elevado la carga tributaria de las clases medias- fue el desencadenante de la ola de estallidos sociales hace casi dos semanas.

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Las marchas que comenzaronen Colombia contra una protesta tributaria se extienden con otra cantidad de reclamos. Foto: EFE

Las marchas que comenzaronen Colombia contra una protesta tributaria se extienden con otra cantidad de reclamos. Foto: EFE

Insatisfacción social

Pero “no fue la causa de estas protestas; la causa es una profunda insatisfacción social que ha sido agudizada por la pandemia”, dice en una entrevista telefónica José Antonio Ocampo, ex ministro colombiano, ahora catedrático de la Universidad de Columbia en Nueva York.

Efectivamente, cuando el gobierno de Iván Duqueretiró las subidas de impuestos la semana pasada y cesó al ministro de finanzas Alberto Carrasquilla, las protestas no se desconvocaron, sino que se intensificaron, centradas en la ciudad de Cali, un foco de descontento debido a su proximidad a la conflictiva región de Cauca, donde decenas de líderes sociales fueron asesinados durante el quimérico proceso de la paz.

Al igual que en Chile las mismas protestas han generado espontáneamente sus propias reivindicaciones al demostrar a la ciudadanía que este puede ser el momento del cambio. Se han extendido desde las grandes ciudades de Bogotá, Medellín y Cali a los departamentos más rurales.

“Logramos que se retirara la reforma tributaria; logramos la renuncia del ministro y estamos ahorita abanderando que retiren la reforma de la sanidad”, dice en una conversación telefónica Alejandro Ruiz, activista en Cúcuta de Colombia Humana, el partido del probable candidato presidencial de la izquierda, Gustavo Petro.

La violencia policial encendió aún más la furia popular y las protestas en Colombia. Foto: EFE

La violencia policial encendió aún más la furia popular y las protestas en Colombia. Foto: EFE

Qué piden los líderes de la protesta​

El Comité del Paro Nacional plantea siete reivindicaciones en las negociaciones con el gobierno, que terminaron el lunes sin acuerdo.

Las negociaciones incluyen la retirada del proyecto de sanidad y vacunación que los grupos de manifestantes consideran sesgado en favor de las empresas; la creación de una renta básica mínima; subsidios a pymes; medidas de apoyo a la agricultura; la defensa de la matrícula cero universitaria; el fin de las privatizaciones en marcha; y medidas para promover al igualdad de género.

Pero aunque el gobierno cediera en todas esas áreas, difícilmente despejaría las calles.

“El paro va mucho más allá de la mesa nacional del diálogo”, dice en otra entrevista telefónica Hollman Morris, ex candidato a la alcaldía de Bogotá por Colombia Humano. “Los jóvenes están en primera línea y están haciendo muchas más reivindicaciones; de modo que las movilizaciones se van a mantener aunque sea de forma modulada”, agrega.

El antecedente de Chile

"Esto puede ser todavía más difícil de resolver que en Chile, al menos antes de las elecciones", dice Mauricio Cárdenas, el ex ministro Fianzas de Juan Manuel Santos. “En Chile tenían la válvula de seguridad de la asamblea constituyente pero eso ya lo hicimos en Colombia en 1991”.

Los jóvenes no se sienten representados por el Comité nacional del paro -sostiene Morris. Ni siquiera el candidato Gustavo Petro, que encabeza las encuestas, tiene mucho que decir.

“Petro ha sido muy parco, muy pausado, porque sabemos que la ultraderecha intentará echarle la culpa de esto. Él no ha sido el movilizador, más bien todo lo contrario", analiza

Un ejemplo de cómo el movimiento va ganando confianza y ampliando sus objetivos es la reivindicación de que se suspenda la fumigación en las regiones cocaleras como el Catatumbo.

Los sindicatos y grupos de jóvenes volvieron a manifestarse este miércoles en Bogotá en rechazo al gobierno de Iván Duque. Foto: AFP

Los sindicatos y grupos de jóvenes volvieron a manifestarse este miércoles en Bogotá en rechazo al gobierno de Iván Duque. Foto: AFP

La política de rociar el campo con el pesticida glifosato, una sustancia química cancerígena, ha provocado indignación en esas zonas del país que según el tratado de La Habana firmado co la guerrilla de las Farc debieron recibir fondos para una reconversión menos tóxica de la economía cocalera. Ahora es un reclamo en las calles.

La mano de Alvaro Uribe

Lo único que puede parar este movimiento por el cambio es la violencia, sostienen los comentaristas entrevistados. Puede ser usada por los seguidores de Álvaro Uribe, el ex presidente ultraconservador y padrino político de Duque, para criminalizar las protestas y justificar medidas como el estado de excepción, advierte en entrevista telefónica Oscar Guardiola-Rivera, filósofo colombiano en el Birkbeck College de la Universidad de Londres.

"Hasta empieza a haber presiones en favor de suspender las elecciones”, dice.

“Duque es políticamente muy débil pero la violencia estatal puede parar las protestas”, señala Hernán Cortés Sáenz, responsable de América Latina de la ONG Oxfam Intermón, que participa esta semana en una serie de debates sobre las lecciones de las protestas en Chile para América latina.

Uribe, estrecho aliado de Donald Trump y José María Aznar, es un político muy hábil. Pero tiene enfrente a la juventud colombiana, cada vez más politizada y animada por músicos activistas como el rapero puertorriqueño René Pérez Joglar.

Las movilizaciones generalmente han sido pacíficas, hasta carnavalescas, con orquestas de cumbia y salsa en medio de las protestas, Incidencia de la pandemia de coronavirus.

"Muchos jóvenes tienen amigos que fueron 'falsos positivos'", dice Morris, en referencia a los 6.402 jóvenes civiles asesinados por el ejército entre 2002 y 2008 en los barrios populares y contabilizados por las autoridades militares como “bajas en combate”, el crimen mas infame de los muchos perpetrados en los años de Uribe.

Ahora la pandemia se percibe como otra masacre, dice Guardiola- Rivera. “Yo hablo todos los días con ex estudiantes míos que participan en las protestas. Son jóvenes que han visto morir a sus abuelos, sus tíos, sus padres. Colombia carece de un sistema de sanidad medianamente estable y la gente ha caído como moscas. Otros me dicen que ya no tienen comida. De modo que tienes una juventud de clase y media muy dispuesta a luchar contra el uribismo. No tienen nada que perder”.

La Vanguardia, especial

CB​