En el cierre de su escala de 24 horas por Lisboa, el presidente Alberto Fernández y el resto de la comitiva son recibidos en el mediodía portugués por el
primer ministro, Antonio Costa, en un almuerzo en el que el mandatario argentino buscará terminar de sellar el apoyo de Portugal a la renegociación con el Fondo Monetario.
“Amigo, qué placer verte otra vez, ahora cómo Presidente!”, fue la bienvenida a Fernández, antes de las 8 de Buenos Aires. Tendrán un encuentro, después una declaración conjunta y luego un almuerzo.
En la previa, el ministro Martín Guzmán mantuvo un encuentro con su par de Finanzas, Joao Leao. El único que no había visitado en su gira reciente.
Para Fernández, el "modelo Portugal" de acuerdo con el FMI con el que el país europeo avanzó en el 2011, basado en un programa de política expansivo, es la renegociación a seguir que por estos meses el ministro Guzmán busca cerrar con Kristalina Georgieva, la directora del organismo multilateral.
De eso habló el jefe de Estado con su par Marcelo Rebelo de Sousa durante el encuentro de 45 minutos, después ampliado al resto de la comitiva, en el Palacio de Belem, en la primera reunión de la agenda oficial del viaje de cinco días por Europa.
"Portugal tuvo un programa no usual con el FMI, de recuperación económica, que la Argentina busca imitar", explicaron por estas horas. Fernández y Costa construyeron un vínculo robusto durante el último año. Conversaron por última vez en febrero, por teleconferencia: "Tenemos muchas coincidencias en la mirada del mundo", confían en la delegación.
Es el primer destino de la gira que continuará este martes por Madrid, después por París y al final con Roma. En todos los destinos, el objetivo es el mismo: conseguir el respaldo de los principales líderes europeos a la renegociación con el Fondo. Y del Papa Francisco.
A última hora del domingo, la única noche en Lisboa, Fernández, la primera dama y la comitiva en pleno cenaron informalmente en la residencia del embajador Rodolfo Gil, en los suburbios de la ciudad, la zona donde viven los embajadores. Comieron una entrada de quesos y una carne desmenuzada con puré de batata. Algunos tomaron vino tinto. Volvieron al hotel, frente al río Tajo, pasada la medianoche.
Lisboa. Enviado Especial
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