Guerra por las escuelas: la Corte le dará traslado a Zannini, pero no resolvería esta semana

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Son días clave para la Corte Suprema de Justicia, tironeada entre la tentación de la especulación política y el riesgo de perder autoridad institucional con sus incomprensibles silencios. La

controversia por la apertura de las escuelas porteñas frente al DNU de Alberto Fernández que las cerraba por dos semanas es el último -extremo- episodio de una saga en cuyo devenir la Corte viene perdiendo jirones de prestigio.

Se dijo y se repite: los ministros del máximo tribunal escapan como gatos ante el agua a cualquier intento de ser utilizados como prenda de arbitraje para dirimir diferencias políticas. Eso es sano y deseable. Pero no siempre sostenible.

La dinámica confrontativa que viene dominando los vínculos entre el oficialismo y la oposición desde hace años -aún cuando esos roles estaban invertidos bajo la presidencia de Mauricio Macri- escaló de inmediato hacia los tribunales: la falta de consenso para las grandes decisiones -y también las pequeñas- primero llega al Congreso como pelea legislativa, y si allí no se resuelve se cristaliza en decretos de necesidad y urgencia cuya mayor o menor "arbitrariedad" se discute en la justicia. Más o menos rápido.

Ese circuito vicioso aceleró su velocidad en los últimos meses, dejando expuesta más y más la incapacidad de toda la dirigencia argentina para trazar mínimas políticas de Estado y basar sus resoluciones en información dura que no se vea deformada -u omitida- por el prisma de las necesidades políticas. O peor: de los proyectos o enconos personales de los funcionarios.

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El intempestivo DNU con el que Alberto Fernández cerró a cal y canto las aulas del AMBA contra todos los datos, análisis, estadísticas y opiniones de expertos, sanitaristas y de sus propios ministros, hizo trizas el delgado hielo sobre el cual se apoyaban las medidas para enfrentar la gravísima segunda ola de coronavirus en el país.

Horacio Rodríguez Larreta jugó su única carta: acudir a la Corte para que anule aquel decreto en el capítulo concerniente a las escuelas porteñas. Pero el mensaje de su botella cayó en un mar embravecido por corrientes turbulentas. Los cinco ministros de la Corte apenas si mantienen el mínimo diálogo institucional necesario para "sacar" los temas menos calientes y hacer andar el carro, pero no hay entre ellos el fuego sagrado que los interpele en su función como cabeza de uno de los tres poderes del Estado, angustiosamente necesitado de liderazgo.

La Corte no tiene plazos legales para expedirse, es decir para tomar el tema, para resolver el pedido de dejar o no las escuelas funcionado, o para responder a la cuestión de fondo respecto de la autoridad o no de un presidente para decidir en cuestiones de potestad provincial, y con qué argumentos debe justificarla.

Pero esa potestad temporal también expone la voluntad de la Corte de tomar el toro por las astas o la más especulativa de mantenerse sentada en el tendido mientras el torero pelea solo sobre la arena. Ese gesto clave -aquella única oportunidad para causar una primera impresión, como recordaba Julio Blanck- es un primer mensaje a los contendientes -Alberto y Larreta- pero también a todos los jueces y tribunales inferiores, y en definitiva a todos los argentinos.

Y no hay que ser criptógrafo para comprender el mensaje: en el cuarto piso del palacio de la calle Talcahuano no hay ansias de comprometerse con el tema que mantiene en vilo al país. Frío cálculo institucional, para no verse arrastrado por las coyunturales demandas de los políticos. O timidez para el coraje, como también recordaría el inigualable Blanck.

Las noticias dicen este lunes que la discusión interna era sobre cuántas horas de plazo se le daría a la Procuración del Tesoro comandada por Carlos Zannini para responder el "traslado" -la notificación de que la Corte analiza el tema luego de un dictamen del procurador general- que se le enviará durante el día. ¿48 horas? ¿72? ¿Cinco días? Esas son las opciones. Más o menos como estudiar si las lamparitas del Titanic deben ser de 50, 75 0 100 watts.

Sea cual fuere el plazo asignado, Zannini responderá casi de inmediato, porque su interés es vallar las aulas que la justicia porteña ordenó abrir este domingo. Pero aún si su escrito regresara a la Corte el miércoles, difícilmente los ministros del tribunal coordinen su trabajo para alumbrar una resolución antes del fin de semana. ¿Imposible? No. Pero improbable.