En pleno auge de las docuseries, por qué hay que ver El destripador de Yorkshire

mujer por parte de las autoridades policiales. La docuserie de NetflixEl destripador de Yorkshire toma el caso de este asesino serial que entre 1975 y 1980 cometió, al menos, trece asesinatos y varios ataques que terminaron con las víctimas gravemente heridas.

Los cuatro capítulos de esta miniserie reflejan de manera interesante no sólo cómo se desarrolló la investigación, por momentos de manera pormenorizada, sino también revela cómo los conflictos de jurisdicción entorpecieron los avances de este proceso.

Los investigadores se preguntaban, muchos años después de haber sido resuelto el caso, si ¿se podría haber hecho más? Y la respuesta es un enfático sí. El proceso contra Peter Suncliffe, que murió el 13 de noviembre último a consecuencia del Covid-19 cumpliendo una condena de por vida, tuvo los ingredientes necesarios para responsabilizar a los investigadores de una mayúscula incompetencia y falta de pericia, aunque la historia haya terminado con el asesino en prisión.

La miniserie “true-crime” es un excelente registro de la mayor investigación criminal efectuada en el Reino Unido realizada por Ellena Wood y Jesse Vile, que siguen los hechos de manera cronológica en la zona oeste de Yorkshire. La crueldad y sadismo de este psicópata logran que lo asocien al famoso Jack, El Destripador, de la época victoriana, y termine siendo apodado El Destripador de Yorkshire, un nombre que por sí solo tuvo aterrorizada a la población femenina de Inglaterra.

Buena parte de esta docuserie se asienta en declaraciones de hijos, otros familiares y amigas de las víctimas, de un tono conmovedor que contrasta con las impresiones de los policías entrevistados que esbozan no sólo una falta de método para encarar una investigación importante, sino una peligrosa cerrazón que permitió a Suncliffe seguir con su siniestra tarea.

Mientras se trataba a las víctimas como prostitutas o mujeres con problemas de adicciones o antisociales, la Policía no mostraba ningún tipo de avances, ni siquiera había sospechosos, lo cual habla de una marcada impericia para analizar los casos; sólo cuando el asesino atacó a una joven de 16 años, el enfoque de investigación cambió y comenzó a tratarse el caso de otra manera, con más rigor y seriedad. Se resquebraja el erróneo prejuicio de que el Destripador de Yorkshire era un “asesino de prostitutas”.

Las mujeres marcharon en varias ciudades bajo el lema “Recuperemos la noche” y reclamando mayor seguridad en las calles, mientras que la Policía debía rever su investigación y fue así que en un operativo de tránsito dieron con un sospechoso que resultó ser un ex sepulturero y camionero, casado, cuyo itinerario coincidía con los ataques a algunas de las víctimas y que, incluso, había sido interrogado durante la tan mal encaminada investigación.

La miniserie logra desentrañar las facetas de una cultura discriminadora, en este caso hacia la mujer, que afecta siempre a las víctimas y pone en riesgo los alcances de la justicia.

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