A dónde va YPF: el futuro de la petrolera se define entre los apremios financieros y los avances del kirchnerismo

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Hay fenómenos económicos únicos, que solo ocurren en Argentina. YPF, la principal empresa del país, es uno de ellos. En 1999, cuando la española Repsol compró el 85% de la petrolera,

su valor de mercado ascendía a US$ 15.000 millones. Un poco más de dos décadas después (22 años), YPF está valuada en menos de US$ 1.500 millones, una décima parte de aquella cifra. Un monto escuálido para una compañía que facturará cerca de US$ 11.000 millones este año.

El rumbo de YPF es lo que genera incertidumbre entre los inversores. Los precios de las acciones no suelen reflejar el pasado, sino la expectativa a futuro. En menos de dos semanas, la petrolera de mayoría estatal está tratando de reestructura runa deuda que ya había refinanciado en 2020, forzó la renuncia de su presidente (Guillermo Nielsen, un especialista en estas operaciones) y nombró a un legislador sin experiencia empresaria al frente, agudizando las tensiones entre el gerenciamiento profesional y el proyecto político del Poder Ejecutivo.

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Una decena de analistas, ex funcionarios y hasta altos mandos de YPF -que piden no ser nombrados- observan que la compañía camina en una cuerda delgada. YPF es 51% del Estado nacional y 49% de inversores privados (a través de su cotización bursátil). Sin embargo, actúa cada vez más al servicio de su accionista mayoritario -el Estado-, en desmedro de los minoritarios, según la mayoría de los consultados.

En julio de 2020, YPF reestructuró un bono de US $1.000 millones. Con un 58% de aceptación, logró postergar su pago para este año. Hace semanas, avisó que tampoco podrá abonarlo. El Banco Central no le venderá los dólares para realizar esa operación.

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“Esto ya no es un problema de YPF, porque el Banco Central le dice que no la va a dejar pagar sus obligaciones. Y en ese contexto, es muy difícil para una compañía poder salir adelante”, subraya Nicolás Gadano, economista, historiador del petróleo, que pasó dos veces por la compañía y también por el Banco Central.

“Lanzan una reestructuración, que el mercado recibe mal. Viene el recambio de (Guillermo) Nielsen y se termina de dar la percepción de que cada vez más, con el 51% de control estatal, empieza a parecerse a una compañía estatal, como lo fue con todos sus vicios la YPF estatal durante décadas. Esto ahuyenta a los inversores privados”, enfatiza Gadano.

Una YPF que busca resultados políticos en lugar de ganancias es el modelo que preocupa a especialistas, como Juan José Aranguren. “La compañía necesita generar caja para invertir más, en producción de gas y petróleo. Entre el 80% y 85% de sus ingresos están en moneda débil, que es la moneda local. Por lo tanto, si no puede trasladar el incremento de sus costos, --entre ellos la devaluación, o su materia prima (el petróleo) que cotiza en dólares-- al precio de los combustibles, se le genera un problema serio”, advierte.

Aranguren y Gadano comparten el temor de que YPF congele los precios de los combustibles, como parte de un plan del Gobierno para frenar la inflación. "El Estado usa YPF como herramienta de política económica o antiinflacionaria, así como la dictadura la usó como herramienta para sostener la política cambiaria y endeudarse para que entren en dólares. Así podría traer otros ejemplos", marca Gadano.

“Hemos estado más de un año con aumento cero de electricidad y gas, ocho meses con aumento cero en los combustibles. Y, sin embargo, la inflación núcleo estuvo por arriba del 50%. Es un problema que va más allá de los combustibles. Pero podría ser la excusa para que ahora digan que no los pueden aumentar”, critica Aranguren, que también fue presidente de Shell en el país.

“Decidieron utilizar a YPF para la campaña electoral. Que sea un ente regulador más”, según Emilio Apud, ex secretario de Energía. “El sector energético sin YPF es un barco al garete. Para resolver el problema de YPF, el Gobierno tiene que citar a la oposición y explicar cuál es la real situación y su plan”, reclama Jorge Lapeña, también ex secretario de Energía.

Aranguren realizó un gráfico que compara la evolución del barril de petróleo crudo (variedad Brent) con la acción de YPF. Entre 1993 y 2005, guardan cierta relación. Desde 2005, se despegan. “A partir de ahí, se aplican retenciones a las exportaciones de petróleo, hay un boicot a las estaciones de servicio Shell (y Esso). Comienzan las distorsiones y se abre una distancia entre ambas cotizaciones que se mantuvo constante”, observa.

El barril del petróleo crudo Brent (una referencia internacional que se usa en la Argentina) se encuentra entre los US$ 55 y US$ 56. Distintas presentaciones de YPF ante analistas bursátiles indican que la compañía alcanza su “break-even” -punto de equilibrio- cuando el barril está entre US$ 40 y US$ 45. “YPF tiene los US$ 400 millones. Tiene la caja. Pero le ordenaron no pagar. Entiendo que (Guillermo) Nielsen discutió por el tema con Miguel Pesce, el presidente del Banco Central”, detalla un analista que trabajó para YPF.

En la compañía desmienten ese desacuerdo entre Nielsen y el Banco Central. Clarín pudo confirmarlo de otras fuentes que conocen la situación. En sus emisiones de obligaciones Negociables (deuda), YPF le garantizó a los inversores que les pagará en dólares, más allá de los problemas cambiarios que tenga. "Nada impedirá el derecho de los tenedores de ONs para justificar que YPF se niega a hacer pagos bajo estas emisiones", dice el prospecto de la compañía ante la SEC.

Todas las petroleras sufrieron un derrumbe en su cotización al comienzo de la pandemia. Pero se fueron recuperando. La única que quedó por el piso sigue siendo YPF. ¿Cuál es el rumbo de YPF?

“El rumbo de YPF es Vaca Muerta. Allí se concentrará y hará inversiones que le permitirán generar dinero y actividad. Soy optimista”, confiesa un ex “YPF” que pide no ser mencionado. “Hay un buen precio del petróleo. La tecnología provocó una baja de costos, y ahora no son necesarias inversiones tan grandes para perforar muchos pozos. Los aspectos fundamentales de la compañía pueden mejorar, pero hay un gran problema de credibilidad”, dice otro ex alto directivo que estuvo en la empresa.

Los problemas políticos también ocupan un lugar clave en el estado de la compañía. La designación de Guillermo Nielsen como presidente no fue bien recibida por los representantes de La Cámpora dentro de la compañía. Eso provocó una suerte de parálisis, que podía normalizarse con la llegada de Sergio Affronti como CEO.

Affronti fue parte de una terna sugerida por Miguel Galuccio, el ex presidente de YPF en el segundo mandato de Cristina Fernández de Kirchner, con quien conserva una buena relación. También ex YPF (“ypfiano", en la jerga), trató de conciliar con Nielsen y La Cámpora para llevar a todos en el mismo rumbo. Impulsor de los aumentos en los precios de combustibles -que subieron un 34% desde agosto-, se le reconoce conocimiento del negocio. Aunque hay rumores de "chispazos" entre Affronti y el ala política, los referentes de La Cámpora afirman que no hay objeciones a la labor de Affronti.

“Confío en Sergio Affronti, es un profesional de industria, ypfiano de 20 años, es ético”, contestó Miguel Galuccio, sobre la tarea del CEO, que él sugirió. "Esta dejando el cuero dentro de la cancha en un contexto complicado para la industria y el país",agregó.

El lunes es un día clave para la reestructuración de la deuda de YPF. En varias ocasiones, la compañía consiguió acceso al mercado de deuda, cuando al país (el "soberano" en el mundo financiero) le era imposible. "Conseguíamos dólares cuando el mercado estaba cerrado y tasas más bajas cuando el Estado pudo endeudarse. Es una trayectoria que ahora puede derrumbarse, y nos hará perder credibilidad", advierten consultores y ex directivos.