La calle ha pasado a ser el sitio más seguro en la localidad de Media Agua, el epicentro del terremoto de 6,4 grados que el lunes por la noche
sacudió a San Juan, fue el más grande en cuatro décadas y se sintió en varias provincias.
El pueblo del sur, a una hora en auto desde Mendoza y a 35 minutos de la ciudad de San Juan, vivió una de sus noches más aterradoras. "Primero se sintió una explosión y después el bamboleo de toda la casa. Estábamos cenando, salimos a la calle como todos los vecinos. La verdad nos asustamos mucho", dice Isabel Oviedo (44), portera de un colegio de Media Agua.
En cada cuadra de los barrios que rodean la plaza departamental, hay vecinos conversando. Los negocios están abiertos, es una mañana tranquila, con pocos autos y el calor seco y sofocante del verano sanjuaninos. Todos quieren relatar su experiencia del "sismo más fuerte que recuerdan". Para los mayores de 50, es vago el recuerdo del terremoto del 77 que causó muchos daños en Caucete, y el del 44 que sus padres les relataron como el más devastador, con 10.000 muertos.
"Nos dormimos después de las 4, cuando pararon algunas réplicas", dice Sergio Martín (48). Empleado municipal, lleva cambiadas 15 luminarias que estallaron por el terremoto. Cuenta que en la zona de los cerros ha sido más fuerte: "Los chicos lloraban, pasamos mucho miedo. No recuerdo otro temblor tan fuerte".
El club deportivo y social Sarmiento tiene una pared derrumbada por el efecto del sacudón. "Solo hay algunas roturas de mampostería, o casas de adobe caídas, pero no tenemos víctimas", dice Mario, vecino de Medio Agua. Lo mismo celebra Rosalía Flores (55), ama de casa. “Si se cae una pared, se levanta. Pero un ser humano no lo podés recuperar”, afirma la mujer, que guarda recuerdos del terremoto de 1977 en Caucete, que cuando ella tenía 12 años dejó 65 fallecidos.
Rosalía salió con su familia a la calle, igual que sus vecinos. “Estuvimos un rato afuera, muy conmocionados, esperando las réplicas. La primera y la segunda se sintieron”, dice.
Isabel, en la plaza de Media Agua. Cuenta que su papá durmió en el patio por el temor.
Isabel también asegura que fue “impresionante” y destaca que “la hemos pasado juntos y todos bien”. Da un detalle de color para graficar la intensidad del sismo: la pecera que tienen en su casa se quedó sin la mitad del agua por el movimiento.
Una vez que pasó el susto, la mujer fue a ver a su padre, que vive a pocas cuadras. “El sí estaba muy angustiado. Le vinieron muchas imágenes a la cabeza, porque recordaba los terremotos de antes. Durmió afuera, en el patio: le armamos el campamento porque no se le iban esos recuerdos”, cuenta la mujer.
San Juan. Enviada especial
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