El racismo, una herida abierta en Brasil

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Hay una herida que está lejos de cerrarse en Brasil, la del racismo. Y la muerte brutal de un hombre negro hace tan solo pocos días, en el estacionamiento

de un supermercado en Porto Alegre, reavivó el debate sobre la falta de cultura y de medidas en contra de este mal.

El video del momento de su asesinato por dos guardias de seguridad, mientras una mujer hacía tomas con su celular, ha sido viral. Y ha llamado la atención (una vez más) por la resistencia de los blancos brasileños a que los negros sean incluidos.

Según datos del "Atlas de la Violencia", un joven negro tiene 2,7 veces más riesgo de morir víctima de violencia que un joven blanco. En 2018, 76% de las víctimas de homicidios eran negras. En el mismo año, los negros o pardos de 18 a 24 años que estudiaban representaban 55,6% de los universitarios. Hubo una mejora en comparación con 2016, cuando eran 50,5%. Pero, igual, en 2018, los universitarios blancos, de las mismas edades, eran 78,8%, informó el Instituto Brasileiro de Geografía y Estadística (IBGE).

El IBGE también constata que los blancos cobran más que los negros y tienen más chances de lograr un empleo. Difícil no creer que en Brasil el racismo es una cruel realidad.

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En el libro "Escravidão" (Esclavitud) de Laurentino Gomes, se remarca que Brasil fue el mayor territorio "esclavócrata" del hemisferio occidental. Recibió 5 millones de cautivos africanos, 40% del total de 12,5 millones enviados en tres siglos y medio al continente americano. El resultado, dice Laurentino, es que el país tiene hoy la mayor población negra del planeta, a excepción de Nigeria.

"Las vidas negras importan", reza un cartel sobre la emblemática Avenida Paulista, en San Pablo. Foto: AP

"Las vidas negras importan", reza un cartel sobre la emblemática Avenida Paulista, en San Pablo. Foto: AP

Un informe del IBGE sostiene que "escasean los aspectos de la cultura brasileña que no traen la marca de la cultura africana". En los últimos tiempos, los jóvenes negros, de muchas partes de Brasil, buscan reafirmar su identidad y sus raíces, tratando también de estudiar más sobre el tema.

"Brasil tiene su cuerpo en América y su alma en África", decía el sacerdote jesuíta Antonio Vieira en el siglo XVII.

Más de dos siglos han pasado y los gobiernos de Fernando Henrique Cardoso y de Luiz Inácio Lula da Silva han implementado políticas de inclusión de estudiantes negros en el sistema educativo. Las llamadas "cuotas raciales" existen en más de 70 universidades brasileñas. Pero hay un largo camino para recorrer.

Medidas en Río de Janeiro

Apenas después de las elecciones municipales en Brasil, el domingo 29 de noviembre, el intendente electo de Rio de Janeiro, Eduardo Paes, que volverá a administrar la ciudad, ha designado a una profesora jubilada para implementar planes de prevención contra el racismo.

Paes venció por más de 60% de los votos al actual prefecto, el evangélico Marcelo Crivella, que suma en su currículum su vínculo con el presidente Jair Bolsonaro y su aversión, por ejemplo, a uno de los emblemas cariocas, el Carnaval.

La futura secretaria (ministra) del gobierno Paes, Marli Peçanha, de 63 años, tiene larga experiencia en temas de la realidad de la ciudad. “A lo largo de mi vida, siempre he convivido con episodios disimulados de racismo. Por ejemplo, la mirada de sorpresa de personas que no me conocen y me ven pasear con mi perrito por el country (en Barra da Tijuca)”, dijo.

Para muchos analistas, el discurso del presidente Jair Bolsonaro no ayuda a combatir el racismo en Brasil. Foto: REUTERS

Para muchos analistas, el discurso del presidente Jair Bolsonaro no ayuda a combatir el racismo en Brasil. Foto: REUTERS

Lo que dice, en otras palabras, es que el color de su piel lleva a que otros brasileños la miren con dudas sobre su posición social. Una amiga negra de Río de Janeiro que hoy es una persona influyente suele decir que el racismo existe y punto, pero es algo que no queremos resolver. Es un tema “serio y triste”, dice otra, que tapamos y sólo volvemos a hablar abiertamente cuando surgen hechos como el de Beto Freitas, el hombre asesinado por guardias blancos en Porto Alegre.

Denuncia de la ONU

El caso de João Alberto Silveira Freitas, "Beto", ha llevado a la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas, a cargo de la ex presidente de Chile, Michelle Bachelet, a decir que lo ocurrido es un “ejemplo de racismo estructural” de Brasil, y pidió investigación y reformas urgentes sobre el tema.

“Los funcionarios del gobierno tienen una responsabilidad particular de reconocer el problema subyacente del persistente racismo en el país, ya que es el primer paso esencial para resolverlo”, dijo la portavoz de la ONU Ravina Shamdasani.

El asesinato de un hombre negro en Porto Alegre desató grandes manifestaciones contra el racismo en esa y otras ciudades de Brasil. Foto: AFP

El asesinato de un hombre negro en Porto Alegre desató grandes manifestaciones contra el racismo en esa y otras ciudades de Brasil. Foto: AFP

En el video, Beto Freitas, hombre negro, de 40 años, implora para que lo dejen respirar. No hubo forma. Murió por asfixia. Y su caso ha sido comparado al de George Floyd en Estados Unidos. El brasileño sufrió golpizas por parte de dos encargados de seguridad, mientras una mujer hacía tomas de la tortura con su celular. El hecho ocurrió en el estacionamiento de un supermercado Carrefour de Porto Alegre, en Río Grande del Sur, y ha conmocionado al país.

Uno de los vigilantes era el policia militar Giovane Gaspar da Silva que fue desvinculado de la Brigada Militar de ese estado. Dijo que su acto no fue de racismo y que no tenía intención de matar a Beto Freitas. En el video, Gaspar le da varios golpes a Beto mientras su colega Magno Braz Borges mantiene sus manos inmovilizadas.

Alrededor de los tres hombres se encuentra Adriana Dutra haciendo las tomas con su celular. Gaspar, Magno y Adriana fueron detenidos. El supermercado anunció inversiones en contra del racismo y canceló el contrato con la empresa de seguridad. Fueron muchas las protestas en varias sucursales de Brasil.

Varios columnistas brasileños se acordaron de frases del presidente Bolsonaro y de su vice, el general Hamilton Mourão, que no ayudan a combatir el racismo. Al revés. Son declaraciones de los tiempos de la campaña electoral y de ahora. Apenas después de las golpizas contra Beto, tanto el presidente como el vice han negado que haya racismo en Brasil. Beto Freitas fue muerto en el "Día de la Conciencia Negra".

CB