Un libro recupera el diario de una mujer sobre el primer poblamiento argentino en Malvinas

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"Malvinas, mi casa" será presentado el próximo 12 de diciembre en el Museo Malvinas, en la ex ESMA.

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El primer poblado argentino instalado en la Isla Soledad allá por 1829 tenía unos 100 habitantes, era un pueblo de trabajadores, sin presencia militar, dedicados a la pesca, a la cría de ganado y a la siembra de hortalizas sobre verdes pasturas, según relató en su diario María Saez de Vernet, esposa del primer gobernador de las Islas Malvinas, que sus descendientes acaban de publicar con el objetivo de probar que ese puñado de hombres y mujeres encarnaban un proyecto de país vinculado al continente.

"Hay un discurso que quiere hacer creer que las islas eran dos pedazos de tierra flotando, a la que nunca el gobierno de esa época dio pelota, que no había nada allí que interesara y el Diario de María Sáez y los documentos recopilados por mi padre, Marcelo Luis Vernet, demuestran lo contario: en esa tierra tan al Sur del Sur había soberanía encarnada en hombres y mujeres que construyeron casas, tuvieron hijos, había vida latiendo allí", explicó a Télam Clara Vernet, descendiente de María y Luis Vernet.

Clara se refirió así al libro de investigación histórica que escribió su padre Marcelo Luis Vernet, que le demandó 20 años de trabajo y acaba de ser publicado por la editorial EME, de La Plata, con el título "Malvinas, mi casa. Diario de María Sáez de Vernet y Apostillas".

El libro se compone de dos tomos, articulados por el Diario de María; en el primero se relata desde las primeras crónicas sobre el avistaje de las islas Malvinas hasta la víspera del viaje de María junto a Vernet; y un segundo tomo con Apostillas, que amplían y fundamentan 15 temáticas abordadas por María en su diario.

"Había un pueblo unido y atado a un proyecto de colonización en Malvinas por parte del gobierno de Buenos Aires, de quien dependían en ese entonces las islas, un proyecto estratégico en cuanto a la defensa de los recursos naturales del país"

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"Malvinas, mi casa" será presentado el próximo 12 de diciembre en el Museo Malvinas, en la ex ESMA, junto al secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur de Cancillería, Daniel Filmus.

La mujer lamentó que su padre, Marcelo Luis Vernet, poeta, escritor y educador nacido en 1955 en La Plata, no podrá estar presente en la presentación del libro, ya que falleció en agosto de 2017. Tendrán que ser su hermano José Luis y ella quienes presenten la obra y hagan suyo el sueño de su padre de recorrer el país contando que en las Islas Malvinas antes de la usurpación británica había un pueblo de 100 habitantes.

"Había un pueblo unido y atado a un proyecto de colonización en Malvinas por parte del gobierno de Buenos Aires, de quien dependían en ese entonces las islas, un proyecto estratégico en cuanto a la defensa de los recursos naturales del país", afirmó Clara.

Destacó que "ese proyecto de poblamiento, económico y geopolítico no fue una aventura de un día, Luis Vernet le dio continuidad desde 1823 a 1833; en 1831 cuando sorprende a goletas norteamericanas que pescaban en el mar, Vernet las apresa y en represalia el gobierno norteamericano destruye el pueblito que nos describió María y deja así terreno fértil para la posterior ocupación británica".

Serán ella, Clara Vernet, y su hermano, José Luis, quienes presenten la obra junto al secretario Daniel Filmus.
Sern ella, Clara Vernet, y su hermano, Jos Luis, quienes presenten la obra junto al secretario Daniel Filmus.

"Malvinas, mi casa" demandó una exhaustiva investigación de documentos del Archivo General de la Nación donde está el Fondo Luis Vernet, que la familia cedió a la Nación, en que el están los escritos de Vernet sobre su gestión en las islas y el diario de su esposa, que si bien ya había sido publicado anteriormente en esta oportunidad se lo publica completo, sin alterar la redacción original y con un apartado denominado Apostillas que amplía y precisa los datos aportados por María.

"En esta publicación cuidamos que la voz de María esté intacta, es la primera vez que se respeta la voz de María completamente", destacó Clara, quien definió a su antepasada como "una mujer que pone el cuerpo, que se anima a sentir la travesía, la aventura. Ella viaja a Malvinas con sus 3 hijos y embarazada de 2 meses de una niña que nacerá en las islas y que si bien le ponen Matilde siempre será llamada Malvina".

En su diario, que abarca de julio a diciembre de 1829, María Sáez describió la llegada a la isla Soledad junto a su esposo e hijos, y unas 23 familias que poblaron ese territorio, contará cómo se levantaron las casas, cómo era su día, que descubría en sus exploraciones por los alrededores de su casa, cómo fue el primer casamiento en la isla, la pesca, las aves, entre otras.

"Era una mujer uruguaya, de la sociedad de Buenos Aires y de Montevideo, que viajó con su piano, con su loza, que tocaba música todas las noches, pero que rompía ese esquema tradicional y se lanzaba a explorar, a veces sola o con su esposo, y dejó registro de esa geografía, de las plantas, los animales que encontraba, los sembradíos, dónde estaba la casa del panadero, del pescador, donde se salaba la carne, datos con los que se puede ´dibujar´ esa colonia", puntualizó Clara.

"Nos sigue sorprendiendo cuando María cuenta que no era tierra yerma, que vivía y latía una colonia, que había niños, mujeres y hombres que se casaron ahí, otros que se murieron, todavía nos sigue sorprendiendo los negros en Malvinas porque se ocultó la vida de ese pueblo"


"Todavía nos sigue sorprendiendo cuando María cuenta que no era tierra yerma, que vivía y latía una colonia, que había niños, mujeres y hombres que se casaron ahí, otros que se murieron, todavía nos sigue sorprendiendo los negros en Malvinas porque se ocultó la vida de ese pueblo en Malvinas", apuntó Clara.

La mujer, que acompañó a su padre en esta investigación, remarcó que "Luis Vernet era muy meticuloso y en un documento escribió todas las cosas que se compraron para ir a Malvinas, y hay guitarras, sombreros, medias, harina, clavos y con cada objeto te imaginás acciones: si hay clavos, es que hay corrales y madera para construir ciudades; si hay guitarras es que había fiestas".

"El discurso de que ahí (las islas Malvinas) no había nada, que a Argentina no le interesaba, que no había pueblo, rápidamente se desarticula y todos nos sentimos identificados con ese pueblo que latió en el Sur del Sur", dijo.

Clara Vernet aseguró que su papá "creía firmemente que en el Diario de María podíamos hallar una clave no belicista para el diálogo, que en esta experiencia de poblamiento argentino, heterogénea en su conformación, y de proyecto argentino en Malvinas podíamos encontrar las claves para pensarnos en el futuro en Malvinas".

"Mi papá creía que al desempolvar esa historia este libro ayudaría a pensar el futuro y podía aportar a una solución (de la cuestión de la soberanía en Malvinas) a través del diálogo; y ojalá así sea", deseó con emoción.

Fragmentos del diario de Mara Sez de Vernet

Viernes 24 de julio
Buen tiempo. Impaciente por aprovechar tan hermoso día salí sin esperar a Vernet, me encaminé hacia el arroyo del Puente, y queriendo beber del agua tan cristalina que veía correr, pedí un vaso en la casa más próxima y con este motivo vi lo bien que se habían acomodado algunos de los nuevos colones. No sentía frío alguno, sin embargo de llevar la cabeza descubierta y hablando sobre la hermosura del pasto, siendo tan verde y tupido que parece se pisas sobre una alfombra, este hombre me dijo que en su país la Alemania permanece la nieve por cuatro, cinco o seis meses en el suelo y no podía concebir por qué se ponderaba en Bs.Ays el frio que hacía en esta Isla, cuando no veía sobre el suelo nieve alguna, pues cuando la hay, no dura sino dos días sin derretirse (...)

Miércoles 29 de julio
Buen tiempo con intervalos de nieve. Vi por primera vez el campo todo blanco, lo que me parecía muy bonito mirado del lado de la chimenea. Los chiquitos se entretuvieron en hacer bolitas que haciéndolas rodar se hacen cada vez más grandes.

Domingo 30 de agosto
Muy buen día de Santa Rosa de Lima, y por lo que determina Vernet tomar hoy posición de las Islas en nombre del Gobierno de Bs.Ays. A las doce se reunieron los habitantes, se enarboló la bandera nacional, a cuyo tiempo se tiraron veintiún cañonazos, repitiéndose sin cesar el viva la patria. Puse a cada uno en el sombrero con cintas los dos colores que distinguen nuestra bandera. Se dio a reconocer el Comandante.

Viernes 4 de septiembre
Buen tiempo. Se sembraron algunas semillas de las que trajimos de Bs.Ays.

Martes 8 de septiembre
Tiempo regular. Algunos ratos ha caído nieve. Me fui a un arroyo donde suele haber abundancia de patos y becasinas, estuve largo rato recreándome de ver tanta abundancia y variedad de aves.

Domingo 20 de septiembre
Buen tiempo. Algunos Alemanes han ido a la pesca de lobos. Bailaron los negros a la tarde como de costumbre todos los domingos.

Lunes 28 de septiembre
Lluvia nieve y viento fuerte. Así mismo empezó a descargar el Capitán los efectos que Vernet le ha comprado, consisten en una cantidad considerable de galleta, harina, miel, aguardiente, te café, porotos, ropa hecha de todas clases, pólvora, munición, , tres grandes botes balleneros, , pipas y barriles y algunas otras frioleras como pepinos, encurtidos, orejón de manzana delicada, vinagre, jabón ordinario y del de olor y algunos treinta más de otros renglones. Recibió en cambio cueros y carne

Domingo 4 de octubre
Amaneció claro pero con mucho viento. Se han traído seis vacas de la estancia para amansar.

Martes 6 de octubre
Buen tiempo. Estuve en el jardín donde Vernet con el que lo cultiva se divertía plantando papas chilenas y alverjas.

Jueves 8 de octubre
Hermoso día. Después de almorzar salí con Vernet para el pescadero. Al llegar a la cumbre de una loma me detuve para gozar despacio de las hermosas vistas que se me presentaban. De aquí presenta nuestro establecimiento vista de pueblito (...)"

Sábado 10 de octubre
Tiempo variable. A la tarde me pasee en el jardín, está al cuidado de un alemán que estuvo empleado en la quinta de Holmberg en Bs. Ays, ha sembrado ya muchas semillas de hortalizas y un día de estos lo hará de flores.

Sábado 17 de octubre
Nublado y amenazando lluvia, sin embargo salí hacia la punta de la entrada, de paso vi el cuidado que tenían las familias con sus vacas, todos los días limpian el sitio donde las atan y les hacen cama de paja y para los terneros (...)

Domingo 25 de octubre
Buen tiempo. A las once de la mañana se celebró el casamiento de Antonio y Marta, se juraron eterna fidelidad ante cuatro testigos, y de los Padrinos, que fueron la Ama y uno de los peones, firmaron la contrata y se convinieron en formalizarlo por la Iglesia lo que fueran a Bs. Ays. Los padrinos le dieron convite y baile a la noche (...)

El da en el que la voz de Mara Sez lleg a la ONU

El escritor Marcelo Luis Vernet, tataranieto de Luis Vernet, el primer gobernador de las Islas Malvinas, fue invitado en cuatro oportunidades para representar a la Argentina como peticionante ante el Comité de Descolonización de Malvinas en la ONU y en una de esas veces, en el 2012, al hacer uso de la palabra recreó aquel primer poblamiento argentino en la Isla Soledad que tan bien describió María Sáez en su diario.

"El 15 de julio María arriba al Puerto de la Soledad. Acompañan la expedición 23 familias que iban a engrosar la población argentina existente. Ese mismo día comienza a escribir un diario. Nada extraordinario refieren sus páginas. Sólo la vida cotidiana de un pequeño pueblo donde comparten su suerte pobladores de las provincias de Santiago del Estero, Entre Ríos, Córdoba, Buenos Aires y Santa Fe; paisanos del Uruguay y tehuelches de la profunda Patagonia; campesinos alemanes, que junto a los argentinos levantan sus casas; escoceses y franceses que olvidando el mar se hacen hombres de a caballo y trabajan junto a nuestros paisanos; pescadores y marinos genoveses, ingleses, irlandeses", contará Marcelo Luis Vernet ante el mencionado Comité.

Con este recuerdo de María y su descripción del poblado que se levantó en la Isla Soledad, el escritor salió al cruce de unas declaraciones que el en ese entonces embajador británico en Estados Unidos, Peter Westmacott, había realizado al Washington Post semanas antes, en las que había afirmado que "la única presencia argentina fue una breve ocupación militar en 1832, que las fuerzas británicas removieron al año siguiente".

Fue así que contó sobre la "Casa Principal", que habitaban los Vernet; los corrales; la "Casa de la Huerta", habitada por el jardinero; la casa del cirujano del pueblo; el almacén y casa del despensero Guillermo Dikson; el muelle, los almacenes de piedra, el de la ropa y demás pertrechos, el de víveres, el almacén de maderas y, detalló que "como es un pueblo en construcción, no falta una herrería, el obrador de carpintería y una casa que se ha compuesto para juntar la paja que se corta para techar las casas. Y el rancho del tonelero, en la parte oriental, que como es amplio se utiliza también para organizar bailes los días de fiesta".

Tras aludir que estos detalles constan en documentos oficiales y en el Diario de María, el escritor explicó que "traigo aquí esta historia cotidiana que protagonizó mi pueblo, en el convencimiento que fundar ciudades, trabajar, celebrar la vida, casarse, enterrar los muertos y parir hijos sobre una tierra, son también actos de dominio y posesión. Pero sobre todo para que imaginemos cómo hubiera continuado esta historia sin la violenta intromisión imperialista del Reino Unido, que en 1833 usurpó nuestra tierra".