"Aún espero que alguien salga y diga que todo es mentira": el dolor en el barrio donde Diego Maradona vivió sus últimos días

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Un tsunami de silencio, angustia y dolor. Dominados por la consternación, los vecinos del barrio de San Andrés no consiguen despertar de la pesadilla. Respiran puñados de tristeza matizados por la

espera del último dios. Sus rostros reflejan un sesgo de incredulidad. Noticia no deseada. El mundo entero llora la muerte de Diego Maradona, 26 días después de haber celebrado su cumpleaños número 60.

El municipio de Tigre dispuso un corte en la rotonda ubicada a la altura de la ruta 27 y Avenida Italia con el propósito de evitar la aglomeración de personas, en cumplimiento de las medidas sanitarias y preventivas impuestas por el Gobierno Nacional por la pandemia de coronavirus. Acceso restringido.

Solo podían ingresar vecinos de la zona, periodistas y personal interviniente. Formaron una larga hilera de autos estacionados frente al predio donde Maradona pasó su última noche, un complejo emplazado en la calle Italia al 4665, en Dique Luján. Incluso, dos móviles y un cordón policial bloqueaban el ingreso al barrio privado que acaparaba la atención de un público expectante.

Alejandro, con la biografía de Diego Maradona, fue hasta Benavídez para despedir a su ídoilo. Foto Julio Sanders

Alejandro, con la biografía de Diego Maradona, fue hasta Benavídez para despedir a su ídoilo. Foto Julio Sanders

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“Viajábamos por la Panamericana porque veníamos de una reunión familiar que se realizó en Cardales cuando escuchamos por la radio lo que jamás pensamos oír. Sin dudarlo, nos desviamos en ruta 27 para llegar hasta acá y darle una despedida al Diez. Como conocíamos la zona, nos resultó fácil entrar”, le contó a este diario Liliana, mientras los ojos se le inundaban de lágrimas por sexta vez en el día.

Su marido, Darío (63) explicó que no pudo dejar de llorar desde que recibieron la noticia. “Pensé que de esta zafaba, como tantas otras. Nos vamos a quedar hasta que llegue la morguera”, aseguró en plena tarde. El matrimonio recordó al astro con dolor y alegría, una mezcla de sentimientos encontrados.

Vista del barrio San Andres, donde pasó sus últimos días Diego Armando Maradona . Foto: Rafael Mario Quinteros

Vista del barrio San Andres, donde pasó sus últimos días Diego Armando Maradona . Foto: Rafael Mario Quinteros

La pasión que contagia del Diez traspasa todo tipo de límites. No distingue entre género ni edad. “Chau, me voy a despedirlo”, le dijo Juan (21) a sus padres cuando se enteró de que el Diego había sufrido un paro cardiorrespiratorio. Augusto (22) e Iván (28) lo acompañaron hasta la puerta del predio para rendirle homenaje.

“Mi marido es fanático del mejor jugador de fútbol de todos los tiempos. Estábamos mirando TV cuando recibió un mensaje de texto y entró en shock. Se arrodilló y se puso a llorar como un niño desamparado. Fue imposible contenerlo. No entendía su reacción hasta que descubrí el motivo. Su ídolo acaba de fallecer y con él, gran parte de su infancia”, comenta Fabiana, vecina de Benavídez. Después de que se estancara su auto en medio del barro, Víctor, corrió a toda prisa 10 cuadras para llegar a tiempo hasta la puerta del predio donde vivía su referente.

Hinchas de Gimnasia se acercaron al country para despedir a Diego Maradona. Foto Marcelo Carroll

Hinchas de Gimnasia se acercaron al country para despedir a Diego Maradona. Foto Marcelo Carroll

“Todavía espero que alguien salga para decirme que es todo mentira”, confesaba María (60) con un semblante de amargura mientras sostenía 4 flores coloridas que cortó en el jardín de su casa. Por puro impulso y sin vacilaciones, bicicleteó 5 kilómetros rumbo a la casa del Diego para rendirle homenaje. El dolor persistía, aunque las lágrimas ya no recorrían sus mejillas.

Con el correr del tiempo, se fueron acercando nuevos vecinos para manifestar su tristeza y gratitud . Una postal que se fue replicando en diferentes puntos del país. El silencio se rompió por un momento al ritmo de "Vamos muchachos, olé, olé, Diego te amamos. Acá está el más grande”. El cántico contagió a los presentes que enérgicamente comenzaron a alentar extendiendo sus brazos hacia le cielo.

Abrazos y llantos en la puerta del country donde murió Diego Maradona. Foto Marcelo Carroll

Abrazos y llantos en la puerta del country donde murió Diego Maradona. Foto Marcelo Carroll

Banderas y camisetas de Boca poblaron parte de la escena. Un hincha abrazó con emoción el libro titulado "Yo soy el Diego de la gente" mientras señalaba con orgullo su corazón. Un grupo de adolescentes comentaban anécdotas e historias del Diego que sus padres les habían contado, y un joven solitario encendía un cigarrillo para ocultar la ansiedad que le generaba aquel instante.

“Todavía no podemos creerlo. Pensamos que era una fake news”, señalaron Franco (16), Martina (16) y Juan (17), residentes del barrio San Isidro Labrador. Del otro lado de la calle, una madre le señalaba a su hijo de 8 años dónde vivía Maradona para explicarle el por qué de un gran despliegue de medios de comunicación. Tres días de duelo nacional, se oye a lo lejos.

Hinchas en la ruta, a mil metros del country. Foto Marcelo Carroll

Hinchas en la ruta, a mil metros del country. Foto Marcelo Carroll

"Si me muero, quiero volver a nacer y quiero ser futbolista. Y quiero volver a ser Diego Armando Maradona. Soy un jugador que le ha dado alegría a la gente y con eso me basta y me sobra”, expresó Maradona en 1992. Palabras que hoy ponen la piel de gallina. Maradona es inmortal. Hoy, el mundo perdió a una leyenda. El 2020 se lleva 60 años de historia.

DD