Un barrendero y un policía, quiénes son las víctimas del brutal doble crimen durante un robo en un colectivo

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Esteban Nicolás Lagos (28) y Roberto Juan Bonifacio (43) volvían de trabajar en una unidad de la línea 100. Había otros ocho pasajeros arriba del colectivo antes de que se desatara

la tragedia. Dos ladrones subieron a robar y se toparon con Esteban Lagos, un policía de la Federal que dio la voz de alto. 

“Me hacen parada estos dos tipos. Sube uno, el otro tardó un poquito, pero enseguida subió y ahí se armó. No me dijo nada. En menos de 5 o 6 metros de recorrido, dijo ‘bueno, están todos regalados’ y empezó a disparar a matar. Subieron por gusto a matar. No puede ser que hagamos 5 o 6 metros y entraron a disparar”, contó Pablo Ramírez (45), el chofer del colectivo. 

Según relató el conductor Lagos dio la voz de alto y se identificó como policía para intentar reducir a los dos ladrones, que bajaron de la unidad después de disparar y se robaron el arma reglamentaria del oficial.

El hecho ocurrió a las 23:40 del lunes en la calle Vieytes, entre Quinquela Martín y Suárez, en la Ciudad de Buenos Aires.

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En la balacera, hirieron al agente de la Federal, al barrendero y a un tercer pasajero que terminó con un disparo en el pie. A Lagos lo trasladaron al Hospital Churruca donde murió alrededor de la 1 de la madrugada. A las otras víctimas, al Argerich, donde Bonifacio murió poco después de llegar. 

Delincuentes asesinaron a un policía federal y a un pasajero durante asalto en Barracas. Foto Maxi Failla

Delincuentes asesinaron a un policía federal y a un pasajero durante asalto en Barracas. Foto Maxi Failla

Esteban Lagos era policía desde 2016 y trabaja cumpliendo funciones de vigilancia arriba de las formaciones del Tren Mitre. Fue en Retiro que tomó el colectivo de la línea 100 para regresar a su casa de Ezpeleta, en Quilmes. Tiene dos hijos, uno de ellos en bebé de apenas unos meses.

Bonifacio casi nunca iba a trabajar en colectivo, usaba su moto o Uber para regresar de madrugada, a eso de las 3, cuando termina su turno en la Ciudad de Buenos Aires. Pero, por la lluvia, este lunes decidió usar el colectivo y dejar la moto. Llevaba una década trabajando de barrendero.

Recibió un disparo fatal cuando los dos ladrones subieron a robar. Vivía en Sarandí, Avellaneda, junto a su esposa Graciela (40) y sus dos hijos, Juan (18) y Milagros (21), que tiene dos hijos y estudia para convertirse en enfermera.

Los últimos meses habían sido muy duros para la familia, ya que su suegra falleció por coronavirus y su mujer logró recuperarse de esa enfermedad.

GL