Crimen en Villa Gesell: el brutal asesinato que se ejecutó a traición y conmovió al país

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Aun sin volver a verlas, el recuerdo de las imágenes del video que grabó un testigo frente al boliche de Villa Gesell​, de un pibe recibiendo golpes, inmóvil en

el suelo, estremece. Una patota que lo ataca al joven indefenso con una ferocidad extraordinaria, un crimen filmado desde la embestida inicial hasta el momento en que los atacantes se abrazan y se felicitan por lo que acababan de hacer: ejecutar a Fernando Báez Sosa​ (18), que murió minutos más tarde.

En medio de la pandemia de coronavirus​ que puso al mundo en stand by, el caso que conmocionó al país parece lejano, pero hace tan solo tres meses hoy de aquella fatídica madrugada en la que Fernando fue asesinado, y continúan surgiendo pruebas que complican aun más a los rugbiers imputados. Están detenidos ya con prision preventiva confirmada por la Cámara Penal de Dolores, que entendió el hecho como "una cacería humana".

Para los rugbiers, esa noche de caza comenzó antes de llegar a Villa Gesell. Sin objetivo claro, pero con la decisión definida: "Fua no falta nada para irnos a gesel con los pibes, a romper lo que nos faltó el año pasado", había escrito Lucas Pertossi en sus redes días antes. En Zárate, su pueblo, él y sus amigos deportistas eran bien conocidos: en patota salían a atacar cada fin de semana. Sus vacaciones serían más de lo mismo.

Lucas (21) viajó con su hermano Luciano (18) y su primo Ciro (19). Alquilaron una casa cerca de la entrada al bosque, a 300 metros del boliche Le Brique. Llegaron el jueves 16 de enero; iban a quedarse 10 días con sus amigos Máximo Thomsen (20), Blas Cinalli (18), Enzo Comelli (20), Ayrton Viollaz (20), Matías Benicelli (20), Juan Pedro Guarino (19) y Alejo Milanesi (20). Los diez imputados.

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Blas Cinalli, quien saca la selfie, junto a Ayrton Viollaz, Lucas Pertossi, Juan Pedro Guarino, Luciano Pertossi y Máximo Thomsen. Arriba a la izquierda, un joven que no fue identificado y podría tratarse del rugbier N° 11.

Blas Cinalli, quien saca la selfie, junto a Ayrton Viollaz, Lucas Pertossi, Juan Pedro Guarino, Luciano Pertossi y Máximo Thomsen. Arriba a la izquierda, un joven que no fue identificado y podría tratarse del rugbier N° 11.

Para la Justicia todavía es una incógnita si hubo un rugbier N° 11. Se cree que se trata de un menor de edad, de Zárate también, que se ve en algunas imágenes de video y que podría llegar a declarar cuando el fin de la cuarentena lo permita. 

Fernando, hijo único, y sus amigos también llegaron el 16. Se alojaron en el hostel Hola Ola, sobre la avenida 5, a unos quinientos metros del boliche zigzagueando calles de arena.

Marcha frente al boliche Le Brique. (Télam).

Marcha frente al boliche Le Brique. (Télam).

Villa Gesell estallaba de turistas, una temporada de verano como hacía años no vivía. Para ese tercer fin de semana de enero no había lugar para alojarse; la ciudad había sido invadida de jóvenes que estiraban la tarde en afters beach a puro trap y fernet para luego, tras la previa, ir a alguno de los boliches. Los tarjeteros caminaban la arena ofreciendo descuentos para las opciones disponibles, Pueblo Límite, Dixie y Le Brique. 

Fernando, Franco C., Tomás D. y Juan Manuel P. habían conseguido entradas VIP para Le Brique. El resto no, pero a instancias de Franco, fana de Neo Pistea, también fueron. Cuando el cantante de trap comenzó a tocar, abandonaron el VIP en el primer piso y bajaron a la pista. En la hecatombe del pogo se rozaron con algunos de los rugbiers, el cruce creció e intervino la seguridad del boliche.

Fernando Báez Sosa y sus amigos, en la última foto que se tomaron antes del salvaje ataque que terminó con la vida del joven de 18 años.

Fernando Báez Sosa y sus amigos, en la última foto que se tomaron antes del salvaje ataque que terminó con la vida del joven de 18 años.

Lo echaron a Fernando por la puerta principal. Por una lateral, atravesando la cocina y con algunos resistiéndose, los patovicas sacaron a los rugbiers. Fernando cruzó la calle y se fue a tomar un helado. En tanto, los rugbiers se reagruparon y no bien tuvieron oportunidad, cuando dos policías abandonaron el lugar para ocuparse de una pelea en la esquina, atacaron.    

No pelearon. Lo sorprendieron por la espalda y cuando los amigos intentaron intervenir, los pararon a golpes. A Fernando le pegaron sin que haya ofrecido una mínima resistencia. Estaba inconsciente tendido en la vereda cuando le patearon la cabeza, con tanta violencia que en el pómulo le quedó la huella de una zapatilla marcada. La pericia scopométrica que determinará de quién es la zapatilla está suspendida.

De otras pericias se conocen anticipos. Se sabe ya que en más de la mitad de la ropa que se le secuestró a los rugbiers hay restos de sangre de Fernando, que no pudo detener la acometida, pero que en un atisbo de defensa consiguió una prueba que ayudará a definir el quién es quién en la escena, determinar qué lugar ocupó cada uno en el ataque.

Por ejemplo, ya se detectó material genético de Blas Cinalli bajo las uñas de la víctima y fuentes del caso dijeron a Clarín que podría hallarse además material genético de otro de los jóvenes. Cinalli, el mismo día de los tres meses del ataque, cumple sus 19 años en la cárcel.

Muy lastimado, Fernando quedó tirado en la vereda. Virginia P. A., una turista de 17 años, junto un policía, se turnaron media hora haciéndole maniobras de reanimación cardiopulmonar hasta que llegó la ambulancia. "Tenía pulso pero la ambulancia tardó mucho. Entre que se fueron los atacantes y llegó pasaron 35 minutos", contó la chica después de declarar, donde se enteró que Fernando había muerto.

Algún rugbier mostró cierta preocupación -aunque no por Fernando-, y de hecho volvió a la escena del crimen para terminar anunciándole a sus amigos por mensaje: "Amigo, estoy acá cerca donde está el pibe y están todos ahí a los gritos, está la policía, llamaron a la ambulancia... caducó”, anuncia Lucas Pertossi. Eso no impidió que unos se fueran a dormir y otros a desayunar a McDonald's. 

Para los camaristas Luis Defelitto, Fernando Sotelo y Susana Darling Yaltone, quienes confirmaron la prisión preventiva, los imputados "pensaban que iban a quedar impunes", porque para ellos no "había nada que temer". En el fallo que se conoció el último martes, el primero de los jueces los definió como "personas frías y calculadoras"

A las 10.30, la Policía los detuvo a todos en la casa alquilada. En medio del operativo, alguien lo nombró a Pablo Ventura (21), un remero que estaba en su casa, en Zárate. La fiscal lo mandó a detener. Su papá, José María, apareció enseguida en Villa Gesell jurando que su hijo era inocente. Finalmente, su coartada se pudo comprobar: ni siquiera había estado en el balneario. Pero pasó cuatro días preso, incomunicado.   

La detención de los rugbiers por el asesinato de Fernando Báez Sosa. (Fernando de la Orden).

La detención de los rugbiers por el asesinato de Fernando Báez Sosa. (Fernando de la Orden).

Tras el escándalo, Ventura fue sobreseído definitivamente. A los rugbiers, la fiscal Verónica Zamboni les imputó un delito que los puede mantener en la cárcel 35 años: "homicidio agravado por premeditación", y días después el juez de Garantías David Mancinelli le sumó el agravante de "alevosía". Zamboni resolvió concederle la libertad a dos de los jóvenes, a Guarino y a Milanesi, por falta de mérito, pero continúan procesados como "partícipes" del mismo delito. De ser encontrados culpables, arrastrarían la misma pena que los demás.

Nada fue igual luego del crimen de Fernando. El ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, cayó una madrugada, cuatro días después del asesinato a clausurar los boliches. Móviles de todos los medios se instalaron en el balneario, y el intendente Gustavo Barrera daba la nota: prohibió el alcohol en la vía pública, primero, y elevó un proyecto para prohibir los boliches. Agentes de infantería revisaban en la playa mochilas y heladeritas en busca de bebidas alcohólicas. 

El país miró hacia Gesell, conmocionado ante tanta violencia en los videos que iban apareciendo cada día y que los canales y portales de noticias repitieron en todos sus segmentos, hasta mostrar la secuencia completa del asesinato.

Por recomendación del abogado que los representa, Hugo Tomei, ninguno de los diez imputados declaró. En el expediente no consta una sola palabra de ellos defendiéndose, mostrándose arrepentidos, nada dicen sobre lo que ocurrió esa noche.

Fernando Báez Sosa, con Silvano y Graciela, su padre y su madre. (Facebook Justicia por Fernando)

Fernando Báez Sosa, con Silvano y Graciela, su padre y su madre. (Facebook Justicia por Fernando)

El defensor orientó su estrategia en plantear nulidades en una tentativa por hacer caer el proceso, pero no funcionó. Centrado en eso, no atacó la calificación legal, el homicidio doblemente agravado con el que los rugbiers llegarán a juicio. Tampoco propuso en la apelación cuál sería a su entender el delito por el que deberían ser juzgados, por eso los camaristas no se ocuparon de la cuestión.

Fernando Báez Sosa era egresado del colegio Marianista de Caballito. Había aprobado el CBC y estudiaba Derecho en la UBA. Tenía un modelo: quería ser penalista como Fernando Burlando. Lo contó su mamá, Graciela. El abogado no demoró en ofrecerse para representar a los papás.

Marcha por el crimen de Fernando Báez Sosa, en el barrio de Caballito, frente al colegio al que concurría el chico asesinado. (Federico Imas).

Marcha por el crimen de Fernando Báez Sosa, en el barrio de Caballito, frente al colegio al que concurría el chico asesinado. (Federico Imas).

"La única pena posible para estos animales es la prisión perpetua", dijo apenas tomó el caso: "Esto se vincula con personas que tienen en su sangre el asesinato, la brutal crueldad de un cobarde asesinato".

Además de algunas pericias, queda en pie una resolución. El pedido de prisión domiciliaria para los ocho rugbiers detenidos en la alcaidía de Melchor Romero, que tramita en el juzgado de Garantías de Villa Gesell. 

Los padres de Fernando, en una marcha en el Congreso a un mes del crimen. (Juano Tesone).

Los padres de Fernando, en una marcha en el Congreso a un mes del crimen. (Juano Tesone).

Graciela y Silvano, los papás de Fernando, subieron un video en las redes esta semana oponiéndose y pidieron que este sábado la gente ponga en sus perfiles de Facebook la foto de la víctima, para recordarlo.

La cuestión no se resolverá hasta después de la cuarentena y al momento de definirla, indefectiblemente se tomará en cuenta lo que se denomina pena en expectativa: ¿La Justicia puede confiar en que alguien imputado por homicidio, que posiblemente sea condenado a perpetua, espere el día del juicio en su casa? 

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Fernando Báez Sosa
(18)

Tenía 18 años, era de Capital Federal y estudiaba Derecho. Había llegado a Villa Gesell para pasar elfin de semana con ex compañeros.

Tomás D.
(18)

Había ido al Le Brique con Fernando, también con Franco y Juan Manuel. Se lo ve en un video mientrases brutalmente golpeado por el grupo de rugbiers.

Testigo "T"

Estaba en el boliche con un amigo y salió a tomar aire cuando se encontró con la escena de lagolpiza. Fue al reconocimiento y marcó a siete de los acusados.

Máximo Thomsen
(20)

Imputado como coautor, desde el inicio de la investigación es el más complicado entre lossospechosos. Lo identifican insultando y golpeando a Fernando.

Enzo Comelli
(19)

Fue identificado por cuatro testigos en las ruedas de reconocimiento: lo vieron pegándole a Fernando.La imputación inicial sobre él fue de partícipe necesario.

Matías Benicelli
(20)

No lo ven golpeando, pero fue reconocido por varios testigos que lo señalan arengando. En un video selo ve claramente yendo de una golpiza (a Fernando) a la otra (a Tomás).

Luciano Pertossi
(18)

Acusado de partícipe necesario, fue señalado por dos testigos. Uno de ellos lo ubicó adentro delboliche, en la agresión inicial a Fernando.

Ayrton Viollaz
(20)

Está identificado como uno de los atacantes de Tomás, el amigo de Fernando y además en actitud deimpedir que Báez Sosa sea atendido.

Lucas Fidel Pertossi
(20)

Se lo ve cuando los patovicas lo sacan del boliche. De remera negra y con una leyenda en blanco, estáen la golpiza al amigo de Fernando. Lo reconocieron dos testigos.

Ciro Pertossi
(19)

Es hermano de Luciano y primo de Lucas. En la imputación inicial de la fiscal está acusado decoautor, junto a Máximo Thomsen.

Blas Cinalli
(18)

Según fuentes del caso es uno de los que golpeó a Tomás, aunque también lo ubican en la golpiza a Fernando. En el final de la rueda, fue indentificado por un testigo. Una pericia determinó que había material genético suyo debajo de las uñas de Fernando.

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EMJ