“Para que las personas privadas de su libertad puedan recuperar su vida, reinsertarse en la sociedad y lograr una verdadera inclusión hay que generar las herramientas en el estadío previo, sembrando
compromiso y responsabilidad hacia un oficio como puede ser, en nuestro caso, el de la gastronomía. Aprender a cocinar no sólo cambia la perspectiva de futuro de las personas, sino que les permite salir de la cárcel con un nuevo proyecto de vida”, explicó Nicolás Lusardi, CEO de Cook Master.